Lejos quedó aquel incidente con el tornillo que se atascó en el contenedor de muestras del asteroide Bennu. Los cientÃficos de la NASA han revelado recientemente los resultados de sus análisis, confirmando las emocionantes expectativas que se tenÃan de este asteroide de 4.500 millones de años.
OSIRIS-REx y su misión en Bennu. Lanzada en 2016, la misión OSIRIS-REx es una de las más ambiciosas llevadas a cabo por la NASA en los últimos tiempos. La sonda alcanzó en 2018 el asteroide Bennu, cercano a la Tierra, donde pasó meses antes de posarse en su superficie para recoger muestras.
En 2020, OSIRIS-REx logró recolectar 121,6 gramos de muestras de Bennu, que posteriormente regresaron a la Tierra en septiembre de 2023. A pesar de ser menos de lo planeado, esta cantidad representa el mayor volumen de material traÃdo de un cuerpo celeste distinto a la Luna. Además, dada la antigüedad del asteroide, estas muestras actúan como una cápsula del tiempo que abarca casi toda la historia del sistema solar.
Contenido de las muestras de Bennu. Dos estudios publicados recientemente en Nature y Nature Astronomy desglosan los hallazgos de las muestras. La espera ha valido la pena, ya que esos 121,6 gramos recolectados en Bennu contienen moléculas fundamentales para la vida, además de indicios de un entorno salino que pudo fomentar su desarrollo:
- Aminoácidos y nucleobases: Se encontraron 14 de los 20 aminoácidos esenciales para la vida, asà como las cinco nucleobases que constituyen el ADN y el ARN, la base de la codificación genética en la Tierra.
- Amoniaco y formaldehÃdo: El amoniaco es crucial para reacciones quÃmicas que generan moléculas complejas, mientras que el formaldehÃdo puede transformarse en aminoácidos al combinarse con amoniaco.
- Sales y agua salada: Se hallaron vestigios de minerales originados por la evaporación de agua salina, un entorno potencialmente ideal para la quÃmica prebiótica.
La importancia del hallazgo. Este descubrimiento refuerza la teorÃa de que los componentes esenciales para la vida podrÃan haberse dispersado por el sistema solar en sus primeras etapas. Es sabido que los asteroides llevaron agua a la Tierra, y es plausible que también transportaran otros componentes vitales o incluso formas de vida microbiana, sugiriendo que podrÃan haberse dado condiciones adecuadas para la vida en múltiples lugares del sistema solar.
Las muestras de Bennu presentan una combinación de sales, como calcita, halita, trona y silvita, que solo se habÃa observado parcialmente en ciertos meteoritos. Esto sugiere que el cuerpo del que Bennu se originó pudo contener agua en condiciones favorables para desarrollar compuestos orgánicos.
Lo que no implica este descubrimiento. Que el «antecesor» de Bennu tuviera condiciones potencialmente compatibles con la vida no significa que se haya hallado vida fuera de la Tierra. Las muestras no contienen evidencia de organismos vivientes ni confirman la existencia de vida extraterrestre.
El material se originó en una región frÃa del sistema solar más allá de la órbita de Júpiter, y aunque no responde definitivamente a la posibilidad de vida más allá de la Tierra, aporta información relevante. Además, estas muestras no presentan contaminación terrestre, diferenciándose de las muestras del asteroide Ryugu traÃdas por la misión japonesa Hayabusa 2.
Exploración futura de asteroides. Los laboratorios terrestres son actualmente nuestra mejor herramienta para analizar estas muestras, un logro posible gracias a las complejas misiones de recuperación. OSIRIS-REx es la tercera de estas misiones, tras las realizadas por Japón con Hayabusa. En el futuro cercano, se espera el lanzamiento de Tianwen-2, la misión china destinada al asteroide 2016 HO3 Kamoʻoalewa.
Imágenes | NASA
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