Warren Buffett le enseñó a Bill Gates que la verdadera clave para la productividad no radica en tener una agenda repleta de compromisos, sino en tener completo control sobre el tiempo para dedicárselo a uno mismo. Según Buffett, «Puedo comprar cualquier cosa que quiera, pero no puedo comprar tiempo».
En una charla con Charlie Ross, el fundador de Microsoft expresó su admiración por esta caracterÃstica de Buffett. «Que sea tan precavido con su tiempo, que tenga dÃas sin nada en [su agenda]… darle prioridad a sentarse y pensar puede ser mucho más importante. No indica seriedad llenar cada minuto de tu agenda», afirmó.
Según el veterano inversor, esos momentos de introspección son fundamentales para liberar la creatividad y mejorar el enfoque, incrementando asà la productividad. Dar espacio al aburrimiento y cambiar las rutinas, lejos de ser perjudiciales, son herramientas valiosas para generar ideas innovadoras y fortalecer la capacidad de resolver problemas.
Cambiando el entorno: la flexibilidad como impulsor creativo
La rutina y la sobrecarga tienden a mecanizar nuestro cerebro. Asà que, si tu creatividad parece estancada o no avanzas en tus tareas, intenta modificar tu entorno para desafiar a tu mente.
Una investigación de los neurocientÃficos Spiro, Coulson y Feltovich reveló cómo el cerebro reconfigura el conocimiento para adaptarse a nuevos contextos y enfrentar problemas complejos. Esta es la base de la TeorÃa de Flexibilidad Cognitiva, que sugiere que cambiar el ambiente laboral estimula soluciones innovadoras al desafiar nuestras percepciones habituales.
Asà que, si te sientes bloqueado, intenta cambiar de ambiente en lugar de agobiarte. Trabajar desde una cafeterÃa o un parque, en lugar de tu oficina habitual, podrÃa ser el impulso necesario para romper con los patrones de pensamiento repetitivos.
De hecho, la psicóloga ambiental Sally Augustin señala que mover tu mesa cerca de una ventana puede provocar cambios en la percepción de tu cerebro. Su estudio indica que la exposición a la luz natural puede incrementar la productividad en un 15%.
Si tu rutina lo permite, probar horarios poco convencionales podrÃa ser una buena opción. Muchas personas encuentran que son más creativas temprano por la mañana o tarde por la noche.
Espacio y tiempo para nuevas ideas
El ritmo acelerado nos hace creer que debemos ocupar cada minuto. Sin embargo, al no hacerlo, permitimos que el cerebro comience a «jugar», generando ideas y soluciones creativas. ¿Cuántas veces no has tenido una idea genial en la ducha? Probablemente muchas.
Una investigación de la Universidad Northwestern en EEUU sugiere que no hacer nada o realizar tareas monótonas, como lavar platos o doblar calcetines, permite que el cerebro entre en un estado de «pensamiento difuso». Este estado facilita las conexiones entre ideas, sin la presión de tareas inmediatas.
Crear hábitos diarios para desconectar, como caminar sin auriculares o simplemente mirar por la ventana, puede fomentar el pensamiento creativo.
Hábitos asociativos: rituales para el enfoque
Una alternativa poco convencional es vincular actividades placenteras con el trabajo. AsÃ, se generan asociaciones positivas que pueden motivar a trabajar. Encender una vela aromática, escuchar música relajante o usar auriculares con cancelación de ruido, pueden transformar un espacio laboral en uno creativo.
Con el tiempo, estas acciones se convierten en «disparadores» que preparan al cerebro para concentrarse. Es como enviar una señal que indica que es hora de trabajar.
La neurociencia respalda que los circuitos de recompensa asociados a estos hábitos placenteros pueden mejorar el rendimiento y la creatividad. Sumar estos pequeños rituales a tu rutina diaria puede cambiar cómo enfrentas tus proyectos.
Revalorizar el arte de aburrirse
Aprender a valorar el aburrimiento es crucial para redescubrir nuestra creatividad innata y adquirir conocimientos que de otro modo quedarÃan ocultos tras una larga lista de tareas pendientes.
Tal como programamos tiempo para ciertas actividades, también deberÃamos agendar pausas para la reflexión. Según Bertrand Russell en su ensayo ‘La conquista de la felicidad‘, «un cierto grado de aburrimiento es esencial para la vida».
Imagen | Unsplash (Felipe Souza, Guillaume de Germain)
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