Al cumplirse tres años de la invasión de Rusia a Ucrania, el impacto económico sigue causando estragos en ambos países. Aunque el sufrimiento humano ha captado la atención general, recientes cifras económicas han revelado la magnitud del daño: Ucrania enfrenta una inflación anual del 12%, mientras que en Rusia es del 9.5%. Estos números reflejan el continuo deterioro económico en ambos lados. Además, se ha revelado un dato llamativo: Europa ha invertido más dinero en Rusia que en Ucrania.
La “dependencia” a Rusia. Según un informe del Centre for Research on Energy and Clean Air (Crea), la Unión Europea ha gastado más en la compra de combustibles fósiles rusos que en apoyo financiero directo a Ucrania en el tercer año del conflicto. En el último año, la UE destinó aproximadamente 21.900 millones de euros al petróleo y gas ruso, cifra que supera significativamente los 18.700 millones de euros de ayuda económica entregados a Ucrania durante 2024, de acuerdo con el Kiel Institute for the World Economy (IfW Kiel).
Estos datos ofrecen diversas interpretaciones, pero la principal es una paradoja, ya que resalta una contradicción entre el apoyo verbal de Europa a Ucrania y las acciones económicas que benefician indirectamente al régimen de Vladimir Putin, proporcionándole ingresos fundamentales para su campaña militar.
Cifras y comparativas históricas. Estos números son aún más impactantes al observar que el gasto en combustibles fósiles rusos por parte de Europa a lo largo de 2024 excedió en un 39% la ayuda financiera a Ucrania. Además, el informe destaca que Rusia ha obtenido ingresos de 242.000 millones de euros solo por exportaciones energéticas en el tercer año del conflicto, acercando sus ganancias totales desde el inicio de la invasión a casi un billón de euros. En otras palabras, la dependencia europea es crítica, dado que Rusia recibe hasta la mitad de sus ingresos fiscales del sector energético.
El economista Christoph Trebesch del IfW Kiel, aunque no participó directamente en el informe, destacó la sorprendente brecha entre la ayuda destinada a Ucrania y el apoyo económico en conflictos históricos previos. Por ejemplo, Alemania fue significativamente más generosa durante la liberación de Kuwait (1990-1991) en comparación con lo proporcionado a Ucrania, medido en proporción con el PIB nacional.
Consecuencias de la dependencia energética. Los datos concluyen que esta dependencia sigue fomentando indirectamente la guerra en Ucrania, al sustentar económicamente al gobierno ruso. Vaibhav Raghunandan, coautor del estudio, mencionó que comprar combustibles fósiles rusos prácticamente equivale a financiar al Kremlin, facilitando la continuidad de su agresión militar.
Además, Rusia ha logrado sortear las sanciones económicas de Occidente mediante su «flota sombra», una flota de buques antiguos, conservando aproximadamente un tercio de sus ingresos por exportaciones de combustibles fósiles.
La respuesta europea: sanciones y desafíos. ¿Cómo responde Europa a estas realidades? Los embajadores europeos han aprobado recientemente nuevas medidas en su 16ª ronda de sanciones contra Rusia, enfocados en esa «flota sombra». El informe también propone que, al fortalecer las sanciones y cerrar vacíos legales, la UE podría reducir hasta un 20% los ingresos rusos de combustibles fósiles.
Recomienda además cerrar la «laguna de refinamiento», que permite a Europa adquirir petróleo ruso procesado en terceros países y restringir más el flujo de gas ruso mediante el gasoducto Turkstream. Aunque la UE ha reducido significativamente las importaciones de gas ruso por tubería desde el inicio del conflicto, compensó parcialmente con mayores importaciones de gas natural licuado (GNL) ruso, alcanzando cifras récord en 2022 y posicionando a Rusia como el segundo exportador más importante de GNL a Europa.
La guerra tres años después. En un reportaje, el Guardian analizaba la economía de ambos países desde el inicio del conflicto. En Moscú, los indicadores económicos tradicionales parecen favorecer a Rusia. Aunque inicialmente el Producto Interno Bruto (PIB) ruso cayó un 1.3%, ha mostrado una recuperación sólida, creciendo al 3.6% anual según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Por otro lado, la economía ucraniana sufrió un desplome del 36% a mediados de 2022, cerrando ese año con una caída del 28.3%. Aunque Ucrania ha mostrado señales de recuperación, con crecimientos del 5.3% en 2023 y del 3% en 2024, su ingreso nacional aún está un 20% por debajo de los niveles previos a la invasión.
Resiliencia y perspectivas. Pese a las adversidades, la resiliencia de Ucrania ha sido notable. Christopher Dent, profesor de economía internacional, sostiene que Ucrania tiene mejores perspectivas a largo plazo de lo que indica la propaganda rusa. Un ejemplo es la recuperación del sector eléctrico ucraniano, que tras el atentado a la central hidroeléctrica de Kakhovka en 2023, ha incrementado sus exportaciones eléctricas hacia Moldavia, Hungría y Rumania, integrándose más en la red energética europea. El comercio marítimo en el Mar Negro y el Danubio sigue operativo, y la agricultura muestra signos de recuperación.
El futuro de Ucrania también se beneficia de sus vastos recursos minerales, con depósitos metálicos valorados en unos 11 billones de dólares. Además, la recaudación tributaria ha mejorado significativamente, con aumentos en impuestos corporativos y al consumo, respaldada por préstamos del FMI y agencias occidentales. Sin embargo, la economía ucraniana enfrenta desafíos estructurales enormes, destacando el mercado laboral afectado, con una tasa de desempleo del 16.8%, agravada por la migración y el reclutamiento militar obligatorio.
La adaptabilidad de Rusia. Por su parte, Moscú, a pesar del aislamiento internacional, ha mostrado una notable capacidad de adaptación económica durante estos años de guerra. Las sanciones no han detenido completamente su maquinaria bélica, en parte gracias a ingresos obtenidos por la venta ilícita de petróleo, gas, níquel y platino, especialmente a India y China, compradores clave.
La producción industrial rusa ha mantenido su dinamismo, esquivando restricciones mediante una economía informal apoyada en redes clandestinas de transporte de combustibles. No obstante, Rusia sigue enfrentando problemas estructurales, destacando su alta dependencia del petróleo y gas para financiar el gasto público.
Todo esto podría cambiar drásticamente si se alcanzara un posible acuerdo de paz entre Putin y Trump, que, por ejemplo, implique el levantamiento parcial o total de las sanciones a Rusia, lo cual tendría efectos económicos diversos e impredecibles.
Imagen | Ministry of Defense of Ukraine
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