Durante los últimos cinco años, el gas natural licuado en Europa dependÃa en gran medida de Rusia, comprendiéndose casi el 40% de las importaciones gracias a sus precios competitivos y una robusta infraestructura de gasoductos. Sin embargo, ante el conflicto en Ucrania, Europa ha buscado reducir esta dependencia, lo que abre un panorama energético incierto. TodavÃa se importan cantidades récord de GNL ruso por barco, y paÃses como HungrÃa y Eslovaquia se oponen a restricciones adicionales.
Las reservas de gas, anteriormente a niveles históricos gracias a polÃticas de almacenamiento, han comenzado a menguar. Ante este escenario, Europa ha optado por diversificar sus fuentes, incrementando las importaciones de GNL desde Estados Unidos, entre otros. Sin embargo, esta transición presenta sus desafÃos.
En resumen. En menos de 24 horas de asumir su mandato, Donald Trump firmó una orden ejecutiva con varias medidas a implementar de inmediato. Aunque las discusiones sobre el gas y los aranceles europeos precedieron este momento, el presidente de Estados Unidos ahora demanda que la Unión Europea compre más petróleo y GNL estadounidense, o se enfrentarán a nuevos aranceles.
Esta amenaza se inscribe dentro de un contexto de tensiones comerciales y energéticas, donde Estados Unidos intenta ganar terreno en un mercado europeo históricamente dependiente de la energÃa rusa. Sin embargo, la UE carece de una capacidad de compra centralizada, ya que son las empresas las que deciden sus fuentes de gas.
Evolución de las importaciones de GNL de Europa en los últimos años
Cambio en el suministro de gas. La siguiente gráfica ilustra el suministro de GNL en Europa, que ha experimentado cambios notables. Hace más de 15 años, la mayorÃa del gas natural licuado provenÃa de Qatar y otros productores. Con el tiempo, la dependencia de Rusia aumentó.
A partir de 2020, Estados Unidos ha ganado protagonismo como proveedor, consolidando su posición debido a las sanciones y restricciones al Kremlin, lo que empujó a la UE a diversificar sus fuentes. Recientemente, las importaciones estadounidenses han alcanzado niveles récord, superando a los proveedores tradicionales.
La postura de Europa. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha expresado su intención de sustituir el gas ruso con el GNL de Estados Unidos. Sin embargo, la UE no tiene una estructura de compra centralizada, lo que significa que cada paÃs miembro debe negociar por su cuenta. PaÃses como HungrÃa y Eslovaquia, con vÃnculos energéticos más fuertes con Rusia, podrÃan no alinearse totalmente con estas estrategias.
A pesar de ello, Bruselas se ha fijado el objetivo de reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos a corto plazo. Sin embargo, el precio elevado del GNL estadounidense, comparado con el gas ruso, sigue representando un desafÃo considerable. Paralelamente, la UE intenta proteger sus industrias de los altos costos energéticos, particularmente en Alemania, que depende significativamente del gas.
¿Y Rusia? A pesar del conflicto en Ucrania y las sanciones de Estados Unidos y la UE, Rusia sigue siendo el mayor proveedor de gas para Europa. Esto se debe al bajo costo del GNL ruso y la escasez de alternativas económicas a corto plazo. Mientras tanto, Rusia busca nuevos mercados y estrecha lazos con Asia.
Las relaciones comerciales. La capacidad de producción de GNL en Estados Unidos está creciendo, con más plantas preparándose para entrar en operación en los próximos años. Para 2026, se espera que Estados Unidos, junto con Canadá y Qatar, pueda satisfacer gran parte de la demanda europea de GNL, reduciendo la dependencia del gas ruso. Además, la UE planea reducir su consumo de gas natural en un 25% para 2030. Sin embargo, los precios seguirán siendo un reto para una transición completa al GNL estadounidense.
Imagen | Unsplash
Xataka | Rusia ha logrado burlar las sanciones de Europa: solo tenÃa que disfrazar su gas con bandera azerÃ
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