Remontémonos a finales de 2022, cuando ChatGPT se presentó al mundo. Esta innovadora aplicación, desarrollada por una startup hasta ese momento poco conocida, nos permitió por primera vez experimentar una conversación fluida con una IA. De repente, podíamos solicitarle que narrara una historia, revisara nuestros textos, o incluso que nos explicara la teoría de cuerdas.
En un panorama tecnológico que avanzaba sin grandes sobresaltos, la aparición de ChatGPT fue un verdadero giro inesperado. Nos tomó a todos por sorpresa, y, como suele suceder cuando una tecnología se vuelve irresistible, la adopción masiva no se hizo esperar. ChatGPT demostró ser la excepción a la norma.
Solo tomó cinco días para que alcanzara el millón de usuarios. Este dato adquiere aún más importancia cuando se compara con otros gigantes tecnológicos: Netflix necesitó tres años y medio, Twitter dos años, Facebook diez meses, e Instagram dos meses y medio. Ahora, OpenAI vuelve a ser noticia al superar una vez más sus propias marcas de popularidad.
Pulsa para ver el mensaje original en X
Fue Sam Altman quien se encargó de divulgar el nuevo hito. “El lanzamiento de ChatGPT hace 26 meses fue uno de los episodios virales más sorprendentes que he tenido el placer de presenciar, alcanzamos un millón de usuarios en apenas cinco días. Ahora, hemos sumado un millón en tan solo una hora”, compartió el CEO de OpenAI en un mensaje publicado en X el 31 de marzo.
Pocos servicios pueden jactarse de recibir tal avalancha de usuarios en un intervalo tan reducido. Un fenómeno similar ocurrió con Meta y Threads, su respuesta a Twitter, que captó dos millones de usuarios en solo dos horas. No obstante, el contexto era distinto: la directa integración con Instagram facilitó enormemente la tarea.
Pero las cifras oficiales no cuentan toda la historia. Firmas de análisis como Sensor Tower también han documentado el crecimiento extraordinario de ChatGPT. Según sus estimaciones, las descargas de la aplicación subieron un 11% la semana pasada, mientras que el número de usuarios activos creció un 5%, y las suscripciones un 6% en el mismo lapso.
El lazo entre la tecnología y el público
No es un secreto que la inteligencia artificial ha progresado vertiginosamente en los últimos años. Sin embargo, no siempre son los avances técnicos más complejos —aquellos que logran mayor eficiencia, abordan problemas sofisticados o democratizan el acceso a modelos de razonamiento— los que consiguen conectar con el gran público.
Más a menudo, lo que realmente nos mueve pertenece a otro ámbito: la nostalgia, el arte, el humor. O, directamente, los memes. Y justamente ahí es donde la última novedad de OpenAI ha encontrado su nicho. Hace apenas siete días, ChatGPT incorporó una nueva función: un generador de imágenes integrado, potenciado por el modelo multimodal GPT-4o.
Una de las tantas escenas recreadas con ChatGPT
A pesar de que GPT-4o ya había sido integrado en ChatGPT y era conocido desde el año anterior, su fama radicaba en sus habilidades de generación de texto y visión por ordenador. Lo que no hacía hasta ahora era crear imágenes. Con la última actualización, eso ha cambiado, y es particularmente eficaz al recrear imágenes en estilos fácilmente reconocibles.
En España y otras regiones, los usuarios no demoraron en aprovechar esta característica, desbordando creatividad. Empezaron a dar vida a imágenes icónicas al estilo Studio Ghibli, convertir fotos de vacaciones en escenarios de LEGO, o transformar retratos reales en versiones de los Muppets o en detalladas ilustraciones Pixel Art.
No obstante, no todo es tan perfecto. La fiebre por la nueva capacidad de generar imágenes en ChatGPT trajo consigo dos cuestiones importantes, aunque menos visibles. La primera se refiere a la infraestructura: la demanda fue tan alta que OpenAI tuvo que retrasar el lanzamiento para los usuarios gratuitos e imponer límites de uso.
Adicionalmente, la cuestión de los estilos visuales no está exenta de debate. A medida que los usuarios experimentan con recreaciones inspiradas en universos creativos bien definidos, surge nuevamente la pregunta sobre cómo fueron entrenados estos modelos de inteligencia artificial.
La respuesta, aunque en ocasiones poco clara, apunta hacia una realidad incómoda. Muchos de estos modelos, incluido el que potencia esta función de ChatGPT, han sido entrenados con vastos conjuntos de imágenes disponibles en la web, muchas de ellas bajo protección de derechos de autor. Esto, una vez más, genera fricción entre las empresas tecnológicas y los creadores.
Imágenes | Xataka con ChatGPT | @Mdurbar | Captura de pantalla X
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