En 1984, el cineasta alemán Philip Gröning solicitó permiso al prior de la Gran Cartuja para rodar una pelÃcula sobre la vida aislada y solitaria de los monjes cartujos en los Alpes franceses, es decir, sobre el profundo silencio. Los monjes reflexionaron durante 16 años antes de darle una respuesta.
Gröning documentó todo en ‘Into the Great Silence’, y cada vez que la veo pienso que ese silencio intenso es una especie en peligro de extinción.
En el mundo actual, solo podemos recurrir a la cancelación de ruido o emplear sonidos como el ruido blanco, rosa o marrón. Pero, ¿es realmente efectivo?
¿Realmente tiene algún efecto? Esa es la cuestión que abordaron Joel T. Nigg y su equipo de la Oregon Health & Science University. En un artÃculo reciente, revisaron y sistematizaron el conocimiento existente, y aunque hay algunas noticias alentadoras, sus conclusiones resultan ser un jarro de agua frÃa.
En primer lugar, porque aunque el tema es ampliamente discutido, no existen investigaciones de calidad que lo fundamenten. El equipo de Nigg solo encontró 13 estudios relevantes (con un total de 335 participantes). Aunque la muestra es limitada, les permitió explorar cómo los diferentes tipos de ruidos afectan la atención y la función cognitiva en niños y adultos jóvenes.
¿Qué hallazgos realizaron? Como se suponÃa, «el ruido blanco y rosa mejoran el rendimiento en tareas que requieren atención para quienes presentan sÃntomas de TDAH». Según los datos, hubo «un pequeño pero significativo efecto positivo (mejora de entre el 8 % y el 10 %) en la atención y la función ejecutiva» en estas personas. Los resultados fueron sorprendentemente constantes.
Curiosamente, quienes no estaban bajo medicación mostraron mejores resultados.
¿Entonces, cuál es el inconveniente? El problema es que el efecto es contrario en las personas sin TDAH. «En ese caso, el ruido blanco y rosa disminuyó el rendimiento en las tareas», explicó Emily Reynolds.
Un llamado de atención. Pues, a menudo, la información que obtenemos de internet, del boca a boca e, incluso, de fuentes aparentemente confiables es, en su mayorÃa, anecdótica.
No debemos apresurarnos con las conclusiones de este estudio. Como señalan los autores, la investigación es limitada y no tan robusta como se desearÃa. Podemos extraer algunas conclusiones y descartar ciertas cosas, pero no resolver todo el panorama.
¿DeberÃamos dejar de utilizar ruido blanco? Al menos debemos reconsiderarlo si nuestro objetivo es concentrarnos. PodrÃa ser útil para otras cosas y, quién sabe, podrÃa haber situaciones en las que sea mejor que otras opciones (escuchar música, tener la televisión de fondo…); pero, en términos generales, parece que es algo a replantearse.
Imagen | Icons8 Team
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