Los grandes fabricantes de dispositivos Android parecen estar obsesionados con maximizar los años de soporte que prometen ofrecer. Hasta hace poco, la mayoría apenas aseguraba dos años de actualizaciones, algo que resulta impensable para los dispositivos modernos más populares.
En los últimos tiempos, ha surgido la promesa mágica de ofrecer siete años de actualizaciones. Una cantidad que, a primera vista, parece casi extraordinaria y que, si las actualizaciones se implementan correctamente, puede extender considerablemente la vida útil de un dispositivo. ¿La contrapartida? El eterno problema que ha perseguido a Android desde su creación.
Una obsesión evidente. Los siete años de actualizaciones se han convertido en el nuevo estándar. Samsung fue pionera en esta tendencia, ofreciendo más soporte que la misma Google. Como respuesta, los dispositivos Google Pixel también han adoptado este soporte extendido, tanto en actualizaciones de sistema como en parches de seguridad.
Este récord en el sistema operativo se debe en gran medida a los avances en soporte por parte de fabricantes como Qualcomm, cuyos últimos procesadores prometen un soporte de hasta ocho años. La pregunta es: ¿realmente tiene sentido esta estrategia?
Expectativas elevadas. Prometer múltiples años de actualizaciones suena bien, pero en la práctica, solo Google actualiza con rapidez. Samsung, por ejemplo, anunció la actualización a Android 15 para algunos de sus dispositivos de gama alta, pero esta versión ha estado disponible desde octubre.
Se ha vuelto común que las actualizaciones rápidas tarden hasta medio año después del lanzamiento de la versión estable por parte de Google y casi otro medio año antes de que se anuncie la próxima versión del sistema operativo, Android 16. Esto perpetúa uno de los mayores problemas de Android: la fragmentación.
El desafío de la adopción. Solo un 7% de los dispositivos a nivel mundial están actualizados a Android 15, lo que significa que un 93% de los dispositivos Android están desactualizados.
La fragmentación es un mal ineludible para este sistema operativo, que cuenta con más del 70% de la adopción global, dada la enorme variedad de dispositivos en uso. Sin embargo, el 7% sigue siendo un número preocupantemente bajo.
La importancia disminuye. En el pasado, actualizar la versión del sistema significaba un cambio de diseño significativo y la llegada de numerosas novedades. Hoy en día, los sistemas operativos priorizan más la estabilidad y la eficiencia que la incorporación de innovaciones importantes.
El cambio más relevante, la inteligencia artificial, se integra a través de modelos como Gemini Nano, que pueden implementarse sin necesidad de actualizar el sistema operativo. En cuanto a la seguridad, mantenerse al día con los últimos parches y evitar versiones demasiado antiguas es suficiente.
Fabricantes en desacuerdo. Android ha superado la barrera de los dos años de actualizaciones, y ahora un mínimo razonable empieza a partir de los cuatro o cinco años. En cuanto a extender este periodo hasta los diez años, algunos fabricantes mantienen opiniones claras.
Durante una entrevista con Daniel Desjarlais, jefe de producto en Xiaomi, expresó que el ciclo de vida promedio del consumidor es de tres años, no de siete.
OnePlus comparte una postura similar, comparando el móvil con un sándwich en un ejemplo que ha dado mucho que hablar.
«Imagina que tu teléfono es un sándwich. Algunos fabricantes ahora están diciendo que el relleno de su sándwich, el software de su teléfono, seguirá siendo bueno para comer dentro de siete años. Pero lo que no te están diciendo es que el pan en el sándwich, la experiencia del usuario, podría estar mohoso después de cuatro años. De repente, una política de actualización de software de siete años no importa, porque el resto de tu experiencia con el teléfono es terrible».
En resumen, los fabricantes libran una batalla constante respecto a las actualizaciones del sistema operativo. En esta contienda, solo Google parece lograr cumplir con sus plazos, mientras que la incertidumbre sobre cómo se comportará Android en siete años sigue presente entre los fabricantes más escépticos.
Imagen | Xataka
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