En la actualidad, no basta con asistir a un concierto solo por la música; la experiencia estética ha cobrado mayor relevancia. Este es el caso de los conciertos a la luz de las velas, un fenómeno que ha trascendido fronteras y cuya esencia se enfoca más en el ambiente que en la música en sí. Sorprendentemente, esta tendencia internacional tiene sus raíces en España.
Entendiendo los conciertos Candlelight. El nombre lo dice todo: estas son presentaciones musicales ambientadas en pequeños y emblemáticos espacios, iluminados exclusivamente por cientos de velas, lo que crea una atmósfera íntima y mágica. Generalmente, el repertorio está compuesto por música clásica, alejándose intencionalmente de los grandes eventos multitudinarios. Aquí, la tranquilidad, el silencio y la penumbra compiten en protagonismo con la música.
El auge de las velas. La iniciativa de los conciertos Candlelight nació en 2019, desarrollada por la plataforma española de promoción y venta de entradas, Fever. Si bien el objetivo declarado era democratizar y acercar la música clásica al público en general, Fever se percató de la demanda de alternativas a eventos masivos. La propuesta buscaba revivir la esencia de los conciertos clásicos originales, presentándose desde el inicio con precios accesibles para atraer a una amplia audiencia.
Origen español. El primer concierto Candlelight se llevó a cabo en Madrid y rápidamente se expandió a otras capitales europeas como París y Londres, alcanzando posteriormente Estados Unidos y más de 150 ciudades globalmente. El éxito inicial en España propició la expansión de este formato, que hoy en día ha convocado a millones de espectadores en todo el mundo. Hasta la fecha, han participado alrededor de 3 millones de personas, ampliando el repertorio para incluir tributos clásicos a artistas populares como Queen, ABBA, Coldplay, y Bad Bunny.
Las velas son de LED. No todo es positivo para estos eventos, especialmente cuando el tema central es tan controvertido como la «elevación» de la música clásica mediante la estética. Las críticas son numerosas y van desde cuestionamientos sobre la calidad musical hasta detalles como la utilización de luces LED en lugar de velas reales, una medida por motivos de seguridad, que la organización aclara desde el inicio.
Éxito de Candlelight. La propuesta es clara: hacer accesible la música clásica, un género asociado con las élites, a un público más amplio sin necesidad de dominar tecnicismos, todo ello enmarcado en una estética elegante. Ofreciendo precios asequibles, estos conciertos atraen a aquellos que desean disfrutar de la música clásica de una forma más popular.
En resumen, los conciertos Candlelight han sabido capturar tanto el éxito comercial como la atención crítica. Se imponen como una opción clara frente a festivales multitudinarios, aunque dadas sus limitaciones, podría ser que la magia de esta propuesta no perdure indefinidamente.
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