En septiembre, Japón se enfrentó a una dura realidad: el envejecimiento poblacional es un hecho ineludible. Sin embargo, un dato reciente ha puesto en evidencia la gravedad de la situación. Según el primer recuento de «muertes solitarias» del año proporcionado por el gobierno, 28.330 ancianos fallecieron, entre los cuales la policÃa tardó dos o más semanas en descubrir 4.913 casos. Este panorama ya de por sà desalentador es solo una parte de un problema más profundo.
«Care Killing». En Japón, los llamados «care killings» han aumentado dramáticamente, una crisis marcada por familiares exhaustos que terminan con la vida de los seres queridos bajo su cuidado. Este fenómeno se ha intensificado, en gran parte, debido al aislamiento que impuso la pandemia del coronavirus. Un estudio de la profesora Etsuko Yuhara, experta en bienestar social, reveló que entre 2011 y 2021, ocurrieron 443 muertes en 437 casos relacionados con la fatiga del cuidador.
Esto indica que cada ocho dÃas, un adulto mayor en Japón fue asesinado por su cuidador familiar. La investigación detalla que los agresores suelen ser cónyuges (214 casos) o hijos adultos (206 casos), mientras que otros miembros de la familia, incluidos nietos y hermanos, también están involucrados.
Factores detrás de la crisis. Los medios destacan la carga emocional, fÃsica y financiera que representa el cuidado de un ser querido enfermo, especialmente en el aislamiento, como un factor clave de estas tragedias. Con frecuencia, los cuidadores son personas mayores que, al enfrentar su propio desgaste, se ven atrapados sin vislumbrar un futuro prometedor.
La falta de apoyo externo y problemas familiares preexistentes incrementan el sentimiento de desesperación, llevando a algunos a tomar decisiones extremas, como el asesinato seguido de suicidio.
Casos recientes. La pandemia agravó la situación, al desconectar las redes de apoyo comunitario y tensionar aún más el sistema de salud japonés. El caso de Haruo Yoshida, un anciano de 86 años que asfixió a su esposa de 81 años, ilustra cómo la extrema fatiga puede llevar a los cuidadores al lÃmite. En otro caso, una pareja de 83 años fue encontrada muerta en Osaka, con el esposo habiendo dejado un mensaje anunciando su suicidio tras asesinar a su esposa. En otro incidente, Fujiwara Hiroshi empujó a su esposa paralizada al mar después de cuidarla durante más de 40 años.
La desesperación también ha reavivado prácticas como el «ubasute», una antigua tradición de abandonar a los ancianos en las montañas. Un caso reciente es el de Ichiaki Matsuda, quien dejó a su madre de 86 años en un parque debido al estrés del cuidado, resultando en su muerte por exposición al frÃo.
Detrás de todo esto se encuentra un problema cada vez más grave: con más de 5.5 millones de japoneses necesitando cuidados y casi el 30% de los cuidadores mayores de 70 años, el agotamiento es inminente. Las tareas diarias, tanto fÃsicas como emocionales, llevan a muchos a una situación insostenible.
El documental. Este problema ha sido retratado incluso en televisión. Un documental de la cadena NHK narró la historia de Shigeru, quien cuidaba de su esposa Sachiko tras una parálisis lumbar. Su rutina comenzaba a las 4 de la mañana y su carga emocional era insoportable. Tras repetidas súplicas de su esposa para «terminar con su sufrimiento», Shigeru terminó asfixiándola, llevado por la desesperación y la culpa.
Otra historia conmovedora es la de Ryuichi, un hombre obligado a dejar su empleo para cuidar a su madre con demencia. La pobreza, junto con el agotamiento fÃsico y mental, lo llevó a terminar con la vida de su madre y a intentar suicidarse también. Estos casos ponen de manifiesto cómo los cuidadores, atrapados entre la responsabilidad cultural y la falta de recursos, optan por medidas extremas al sentir que no tienen otra opción.
Qué dice el gobierno. A pesar de que el gobierno japonés ha instaurado polÃticas y seguros para el cuidado a largo plazo, estos esfuerzos resultan insuficientes para cubrir las necesidades de una sociedad que envejece rápidamente. Las instalaciones de cuidado son inaccesibles para muchas familias debido a su elevado costo, que supera los 100K yenes, obligando a los familiares a convertirse en cuidadores sin la debida capacitación.
Además, la falta de personal profesional en el cuidado, atribuida a salarios bajos y al estigma de la profesión, ha empeorado la situación. Expertos como Yuhara proponen mejorar las condiciones laborales y considerar la incorporación de trabajadores extranjeros para satisfacer la creciente demanda.
Impacto cultural. Una visión cultural que no se puede ignorar. En Japón, como en otras culturas asiáticas, cuidar de los padres ancianos es visto como un deber moral. Sin embargo, esta expectativa, sumada al aislamiento social y la falta de apoyo profesional, deja a los cuidadores en un ciclo de agotamiento fÃsico y emocional. Durante la pandemia, esta soledad se intensificó, impidiendo que muchos buscaran ayuda o compartieran sus penurias.
El cuidado a largo plazo no solo afecta fÃsicamente a los cuidadores, sino que los aÃsla socialmente. La ruptura de lazos con el mundo exterior, combinada con posibles depresiones y el maltrato verbal o fÃsico por parte de los enfermos, convierte el cuidado en una prisión emocional. Se estima que casi el 20% de estos cuidadores japoneses padecen depresión, intensificada por la creencia cultural de que no se puede renunciar al deber de cuidar a los ancianos.
Sin solución aparente. El fenómeno de los «care killings» es un reflejo de la crisis estructural y cultural que enfrenta Japón, donde el acelerado envejecimiento de la población, el aislamiento social y la carencia de apoyo profesional están llevando a los cuidadores al lÃmite.
Aunque el gobierno ha tomado medidas para abordar el problema, estas se muestran insuficientes frente a la magnitud de la crisis. Si no se implementan soluciones a largo plazo, como la mejora de las condiciones laborales y/o una mayor integración de trabajadores extranjeros, estas tragedias seguirán aumentando, afectando tanto a las familias como al tejido social japonés.
Imagen | Unsplash
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