En un día claro de junio, un dron «nodriza» de seis metros despegó de un lugar secreto bajo el control de soldados. Este aparato recorrió 200 kilómetros en territorio enemigo para desplegar dos drones suicidas guardados en sus alas. Estas máquinas, diseñadas para desplazarse a baja altitud y evitar ser detectadas por el radar, localizaron autónomamente su objetivo y se estrellaron contra él sin intervención humana directa.
Así se libra la guerra en Ucrania hoy en día.
Terror sistemático. A lo largo de esta contienda, se ha ido documentando cómo el dron Shahed ha evolucionado para convertirse en un arma mortal. Según reportes del New York Times, esta evolución ha sobrepasado lo anteriormente conocido, convirtiendo al Shahed-136, un dron inicialmente rudimentario, en una sofisticada herramienta de terror.
Rusia ha transformado este dron, añadiendo recubrimientos negros para operaciones nocturnas, sistemas de navegación resistentes a interferencias, y diferentes tipos de ojivas, entre ellas termobáricas e incendiarias. Además, emplean tarjetas SIM ucranianas y antenas satelitales Kometa para asegurar la navegación.
Barato. Con costos entre 50.000 y 80.000 dólares, el Shahed representa una opción económica frente a misiles como el Iskander-M o el Kh-101. Su bajo coste y producción masiva lo han establecido como un arma eficaz en la guerra moderna, ideal para desgastar defensas y atacar la retaguardia civil.
Misiles con IA. Forbes destacó recientemente los motores a reacción de los Shahed, un avance que permite velocidades de hasta 480 km/h. Esto transforma el familiar zumbido del antiguo motor en un rugido agudo que complica la respuesta defensiva ucraniana.
La velocidad de estos drones acorta considerablemente el tiempo de reacción necesario, aunque su complejidad y coste indican que Rusia adoptará una estrategia mixta, combinando motores a pistón y turbojet.
Navegación visual: más IA. Los nuevos Shahed están protegidos en el motor y su tanque de combustible está ahora internamente ubicado. Esta protección mejora su resistencia a armas ligeras, requiriendo precisión quirúrgica para su intercepción.
Además, algunos drones ya portan sistemas de visión computarizada con inteligencia artificial, capaces de navegar sin GPS, haciendo infructuosa la interferencia satelital y aumentando su autonomía y letalidad.
Con estos desarrollos, los Shahed se adentran en una etapa más avanzada de peligrosidad y autonomía.
Shahed interceptado
Miedo a la noche. A medida que aumentan los lanzamientos de drones, ahora superando los 1.000 por semana, el terror se ha incrementado. El 8 de junio, Rusia lanzó 479 drones en una sola noche, muchos dirigidos contra objetivos civiles, desafiando las Convenciones de Ginebra.
Rusia ha optado por una campaña de terror nocturno, agotando emocionalmente a la población civil ucraniana. Un 20% de los drones logra superar las defensas en algunas semanas, una cifra preocupante para Ucrania.
Contraofensiva Ucraniana. En respuesta, Ucrania ha desplegado unidades especializadas como Darknode, un regimiento secreto que utiliza drones cazadores para interceptar los Shaheds. Estos operativos, generalmente civiles convertidos en soldados, ya han logrado derribar múltiples objetivos, minimizando daños colaterales al desviar drones enemigos de áreas pobladas.
Personajes como Kyrylo, un joven piloto, han destacado por su habilidad en el control de drones interceptores, facilitando la defensa con tecnología aún en desarrollo que permite destruir drones enemigos en vuelo.
Shahed negro
Carrera evolutiva. La guerra tecnológica continúa con Rusia ajustando sus tácticas: los Shaheds cambian altitudes y rutas, volando más alto y acompañados de señuelos como los drones Gerbera.
Además, algunos Shaheds ahora llevan cámaras para evaluar daños, lo que subraya la dinámica de mejora interminable donde cada avance defensivo es contrarrestado por una innovación rusa.
Guía rusa en el manejo de dron con fibra
La fibra y una guía. Recientemente, se ha prestado atención a los drones con fibra, cuyo uso se detalla en un manual publicado por Rusia. Usan un cable ultrafino para mantener conexión continua con su operador, inmunes a interferencias electromagnéticas.
Por qué cambian las reglas. La tecnología de fibra permite a los drones actuar en tiempo real con comandos precisos, desbaratando las defensas basadas en el bloqueo de señales. Esta tecnología les da la capacidad de operar con gran precisión incluso en entornos urbanos.
Para mitigar esta amenaza, se han implementado redes antidrone y restricciones de movimiento diurno en ciertos sectores.
Una guerra que se globaliza. La evolución del Shahed representa un cambio estratégico significativo. Con su costo asequible y componentes del mercado libre, estos drones encarnan una revolución armamentística que trasciende fronteras.
La urgencia. Mientras las ciudades ucranianas siguen bajo ataque nocturno, la adaptación temprana por parte de las defensas ucranianas se vuelve crítica. Ucrania solicita a sus aliados un apoyo acelerado en tecnología y ayuda económica.
La guerra, así, se redefine en términos de tecnología y agotamiento humano. Los drones imposibles de bloquear, la precisión quirúrgica de los ataques rusos y la vulnerabilidad de las defensas ucranianas anuncian una fase del conflicto profundamente asimétrica y menos visible.
La gran cuestión ya no es si los drones cambiarán la guerra, sino cuánto tiempo resta antes de que colapsen los frentes más vulnerables.
Imagen | Wikimedia Commons, NATO, CNS, X
Deja una respuesta