Los Juegos OlÃmpicos son mucho más que una competencia deportiva. Aunque el deporte es fundamental, estos eventos se convierten en una oportunidad para que las ciudades anfitrionas modernicen sus infraestructuras y muestren avances tecnológicos. En 1968, México fue sede de momentos históricos, como el saludo del Poder Negro de John Carlos y Tommie Smith, asà como la trágica protesta en la plaza de las Tres Culturas.
Estos acontecimientos siguen presentes en la memoria colectiva de los mexicanos, al igual que el controvertido impuesto conocido como «tenencia». Más de cinco décadas después, muchos aún asocian este gravamen con los Juegos OlÃmpicos de aquel año, aunque el tema tiene matices.
El impuesto de la «tenencia». Como en otros paÃses, México aplica un impuesto por poseer o usar vehÃculos. Este aporta recursos para infraestructura, transporte público y medidas contra la contaminación. La cantidad a pagar depende de factores como la cilindrada, el año y la marca del vehÃculo, cobrando más por modelos lujosos.
En algunos estados se eliminó años atrás, pero donde sigue vigente es ineludible. No pagar puede impedir el cambio de matrÃcula al vender un coche, conllevar recargos por retraso o incluso complicaciones legales si el auto es retenido por infracciones.
La conexión con los Juegos OlÃmpicos. Aunque es un impuesto general, su controversia radica en que muchos lo asocian con la financiación de los Juegos OlÃmpicos de 1968.
Organizar los JJOO requirió una suma considerable, alrededor de 175 millones de dólares de la época. AsÃ, surgió la idea de que los dueños de vehÃculos fueron quienes financiaron el evento mediante la «tenencia».
¿Realidad o mito? La idea de que la «tenencia» se creó para financiar los Juegos del 68 es popular, pero las pruebas sugieren otra cosa. Según publicaciones de medios como Vanguardia y Animal PolÃtico, el impuesto fue introducido en la Ley de Ingresos de la Federación de 1962, mucho antes de la elección de México como sede olÃmpica en 1963. El impuesto, además, no se planteó como temporal.
Por tanto, si bien la creencia persiste, parece que su vinculación con los Juegos forma parte de un mito. La selección de México como sede se produjo después de la introducción del impuesto, lo que sugiere una coincidencia más que una premeditación.
La «tenencia» se ha transformado en un tema polÃtico. En los años 80, su aplicación se amplió a vehÃculos como aviones y yates. Desde 2012, al pasar de ley federal a local, ha sido usada en campañas polÃticas, prometiendo su eliminación.
Ejemplos de esto incluyen a Enrique Peña Nieto, quien aplazó su eliminación en el Estado de México, y Jaime RodrÃguez, que tras ganar en Nuevo León, admitió no poder abolirla debido a necesidades presupuestarias como la contratación de policÃas.
El impuesto llegó en un contexto de incremento en el uso de vehÃculos, lo que exigÃa mejoras en infraestructuras. En 1963, Volkswagen inauguró su planta en Puebla y el «vochito» se popularizó, demandando inversiones en caminos y carreteras.
La discusión sobre el verdadero propósito de la «tenencia» persiste, avivada por declaraciones que vinculan el impuesto con otros usos presupuestarios, dejando abierta la pregunta sobre su destino.
Imágenes | FORTEPAN / Romák Éva
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