A comienzos de este año, la crisis del plátano de Canarias ya llevaba dos años en curso. De enero de 2023 a octubre de 2024, el plátano solo ha experimentado precios «remunerativos» en tres de los 22 meses. La situación era crítica y casi insostenible.
Entonces, llegó la penúltima semana de febrero.
Desde entonces, el aumento constante de los precios del plátano canario ha creado una situación que no se veía desde hace tiempo: hasta cuatro euros por kilo en los supermercados y 1,5 euros en origen. Los precios de los plátanos están por las nubes.
¿Qué ha sucedido? ¿Cómo puede ser que la situación haya cambiado tanto en tan poco tiempo? La respuesta, aunque involucra dos situaciones distintas, es sorprendentemente sencilla.
Primero, el corte semanal. Según los analistas, las islas han visto una marcada reducción en el corte semanal de plátanos. A inicios de marzo, con las últimas estimaciones disponibles, las cifras estaban «por debajo de los ocho millones a la semana e incluso de los siete, lo que significa mucha menos fruta embarcada». Esto, por las leyes de oferta y demanda, tiende a aumentar los precios.
En segundo lugar, la escasez de banana. La banana, conocida como «plátano dólar», es el competidor principal en la España peninsular del plátano canario. Según Román Delgado en Canarias Ahora, «el año pasado ya se apoderó de la mitad de la cuota de mercado de esta fruta en España».
La escasez del plátano canario ha coincidido con una falta de bananas, lo que ha resultado en un fuerte incremento de precios.
Especialmente porque la demanda se ha mantenido. Así lo ha comentado Sergio Cáceres, gerente y director de marketing y comunicación de la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (Asprocan), que representa al 100% de los productores canarios. No es sorprendente: como vimos con el aceite de oliva, la inelasticidad de la demanda es una gran ventaja para los productores nacionales en tiempos de crisis.
¿Entonces, está solucionado el problema? La respuesta es clara: no. Para empezar, porque no hay dos meses buenos que puedan compensar 24 meses malos. Aunque los precios actuales son una buena noticia, para sanar las finanzas de los productores se necesita estabilidad comercial, y no a cuatro euros el kilo. No es necesario un precio tan alto, solo precios sostenibles por un tiempo razonable.
Además, el mercado es extremadamente volátil. La inestabilidad comercial reciente ha dejado a todos en la incertidumbre sobre el futuro de los flujos de productos globales. ¿Quién puede asegurar que en unos meses no llegarán a Europa todos los plátanos que no puedan venderse en EE. UU. por los aranceles?
Carpen diem. De todos modos, es un motivo de celebración que las islas hayan superado su crisis platanera. Solo resta esperar que los precios en los supermercados se estabilicen y que las subidas no afecten a la demanda. En los próximos años, tendremos que tomar decisiones importantes respecto al sector agrícola y cuanto mejor lleguemos a ellas, mejor.
Imagen | Kamila Maciejewska | Doğan Alpaslan DEMİR
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