El célebre cantante, compositor y actor argentino Leopoldo Dante Tévez, mejor conocido como Leo Dan, falleció el 1 de enero de 2025 a la edad de 82 años, tal como lo anunciaron sus cuentas oficiales en redes sociales. El comunicado decía: “Esta mañana nuestro querido Leo Dan ha partido de este mundo rodeado del amor de su familia. Ha vuelto a la luz de su Padre Celestial, guiándonos desde el más allá. En este día, 1 de enero de 2025, invitamos a todos aquellos que formaron parte de su historia y que fueron tocados por su legado, a homenajear su amor, su música y su vida. Con serenidad en nuestros corazones, recordamos su amor eterno… siempre”. También se compartió un versículo bíblico: “Entonces Jesús le dijo: ‘Yo soy la resurrección y la vida, el que crea en mí, aunque muera, vivirá’ (Juan 11:25).
Nacido el 22 de marzo de 1942 en Estación Atamisqui, provincia de Santiago del Estero, Leo Dan demostró interés por la música desde muy joven. A los cinco años ya tocaba la armónica y la flauta, y a los seis aprendió a tocar la guitarra.
A los siete años, su familia dejó aquel lugar y se instaló en Puerta de los Cerros, donde se dedicaban a la agricultura. Leopoldo se apartaba del trabajo en el campo para hacer música. A los 16 años formó su primer grupo, Los Troveros, y luego, influenciado por la modernidad, creó Los Demonios del Ritmo. Finalmente, decidió enfocarse en su carrera como cantante, abandonando su sueño de ser veterinario y dejando su pueblo natal.
Con su talento y su pasión, a los 20 años se trasladó a Buenos Aires, donde firmó su primer contrato discográfico con CBS (hoy Sony Music). Su primer gran éxito, “Celia”, lo catapultó a la fama, seguido de hits como “Cómo te extraño mi amor”, “Fanny”, “Santiago querido” y “Esa pared”.
Él mismo contaba cómo fueron sus inicios y cómo alcanzó la fama de manera inesperada. “Un día fui a pedir una prueba y en quince días me convertí en un éxito nacional”, relató. Su nombre artístico derivó de la combinación de las tres primeras letras de sus nombres, Leo y Dan, acuñando así su marca.
A comienzos de los sesenta, su música desencadenó un fenómeno social difícil de comprender. Las crónicas de la época relatan situaciones caóticas, como en Córdoba, donde durante un concierto, los bomberos tuvieron que intervenir debido a la multitud enardecida.
En 1964, fue recibido por el presidente de la Nación, Arturo Illia, en la Casa Rosada, quien lo nombró “embajador joven de la República hacia el mundo”. Este reconocimiento destacaba su consagración como artista.
En 1966 encontró el amor al conocer a Mariette Papolczy, Miss Mar del Plata. Se conocieron en la costa atlántica, y el flechazo fue inmediato. La pareja se casó poco después y su boda se recuerda por el tumulto que generó entre sus fans, que se resistían a aceptar la unión.
Su relación con Mariette se convirtió en un pilar fundamental de su vida, con cuatro hijos juntos. Durante los setenta, participó en un concurso televisivo en México llamado “el besómetro”, que no afectó su relación.
Éxito internacional
Leo Dan grabó más de 70 álbumes en países como Argentina, México, Perú, España y Colombia, alcanzando el reconocimiento internacional. Su versatilidad como compositor se reflejó en más de 1.500 temas en diversos géneros, como balada, cumbia, ranchera, tango y folclore. Sus canciones fueron traducidas a varios idiomas, vendiendo más de 40 millones de copias en el mundo. En los años setenta, se estableció en México, país donde consolidó su éxito con temas como “Te he prometido”, “Toquen mariachis canten” y “Mi última serenata”. Volvió a Argentina en 1980 e incursionó en la política, sin dejar la música.
Participó en cuatro películas, publicó un libro y recibió numerosos premios, incluyendo discos de oro y un Grammy como mejor compositor. Su álbum más reciente, “Celebrando una leyenda”, fue un éxito multiplatino con más de 180 millones de reproducciones.
Su música figuró en la película Roma de Alfonso Cuarón y en la serie Maradona: sueño bendito, donde uno de sus temas aparece en el capítulo 5.
Leo Dan relató el origen de su canción “Libre, solterito y sin nadie” en una entrevista, donde recordó un decepcionante episodio amoroso de su juventud.
Regresó a Argentina en 1995 y, aunque ya no vivía allí, se postuló como candidato a gobernador de Santiago del Estero, pero fue derrotado por Carlos Juárez.
Siempre mantuvo un vínculo con su tierra natal, recordando a Estación Atamisqui en su canción “Corazón atamisqueño”. Conservó su tonada santiagueña, aunque adoptó algunas expresiones mexicanas.
Circulaban rumores sobre su capacidad de curar con las manos, que él atribuía a un malentendido. “El que sana es el Señor”, decía. También se hablaba de sus avistamientos de ovnis, que relató alguna vez.
En sus últimos años, vivió en Miami, continuando su carrera hasta su retiro. Una de sus últimas apariciones fue en la canonización de la beata argentina María Antonia de la Paz y Figueroa, donde cantó junto a Manuel Wirtz.
El legado de Leo Dan sigue vivo en millones de seguidores y en su influencia en la música popular en español.
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