El ambicioso Stargate Project promete ser un tema candente en los próximos años. Esta monumental iniciativa busca posicionar a Estados Unidos como líder en inteligencia artificial mediante la construcción de centros de datos en el país. No obstante, enfrenta desafíos significativos.
Inversión descomunal. La inyección económica de 500,000 millones de dólares en los próximos cuatro años es verdaderamente impresionante. Esta cantidad representa cerca del 30% del PIB de España en 2023, que asciende a 1.62 billones de dólares, y sin duda brinda un respaldo formidable a las aspiraciones estadounidenses.
Meta: alcanzar la AGI. En el anuncio oficial, los promotores del proyecto expresaron su deseo de avanzar en el desarrollo de la IA —y en particular de la AGI— para el beneficio de toda la humanidad. La inteligencia artificial general (AGI) es considerada el objetivo máximo en este campo, y OpenAI, que llevará la batuta operativa de Stargate, ha estado persiguiendo esta meta desde hace tiempo.
El ambiguo concepto de AGI. El problema con este objetivo es su falta de claridad. Para intentar definirlo, OpenAI y Microsoft propusieron que una AGI se alcanzaría cuando generara 100,000 millones en beneficios. Teóricamente, estos sistemas igualarán o superarán la inteligencia humana en todos los campos, lo que podría tener repercusiones sociales y económicas inmensas.
La incertidumbre sobre su concreción. Más allá de definirla, el reto primordial es realmente crear esta superinteligencia artificial, y aquí yace el problema crítico: no se sabe cómo lograrlo. Las compañías tecnológicas y las startups de IA, como las fundadas por Ilya Sutskever o Francois Chollet, están explorando distintos caminos para conseguirlo, pero no se tiene certeza de que alguna de ellas posea la clave para lograrlo.
La falta de claridad en la estrategia. Ninguna de las empresas involucradas en el desarrollo de una AGI ha especificado cómo planean alcanzar ese objetivo, y parece que están experimentando sin tener una clara certeza de si el camino elegido es el correcto. Hace un año, Meta manifestó claramente sus intenciones, mientras que OpenAI y, en particular, Altman, se muestran especialmente optimistas al respecto. Lo mismo sucede con Musk y xAI.
Mustafa Suleyman, líder en IA dentro de Microsoft, adopta una postura más cauta y evita hacer predicciones sobre cuándo se logrará, aunque lo considera posible. Por su parte, en Anthropic, Apple y Google también son reservados sobre este tema, pero es evidente que están trabajando para no quedarse atrás en esta carrera.
Hiperinversión y expectativas desmedidas. Esta colosal inversión resulta paradójica, especialmente cuando varios expertos señalan una cierta desaceleración en el desarrollo de la IA. El aumento de potencia y datos para entrenar modelos ya no parece ser tan efectivo. Existen tendencias prometedoras como los agentes de IA o los modelos que «razonan», pero ¿es realmente necesario construir enormes centros de datos? ¿Es suficiente con la «fuerza bruta»? Esto implica también una demanda energética igualmente masiva, y será interesante observar cómo EEUU afronta estas nuevas exigencias. Sin embargo, esta gran inversión permitirá a las empresas continuar proclamando lo cerca que está la AGI, cuando en realidad no sabemos si realmente está cerca.
Una AGI estadounidense financiada con capital japonés y árabe. Resulta especialmente curioso que este proyecto, destinado a posicionar a EEUU como líder en IA y desarrollar una AGI, reciba financiamiento en parte de otros países. SoftBank, dirigida por Masayoshi Son, es uno de los principales apoyos iniciales con una inversión inmediata de 100,000 millones de dólares, y es japonesa. MGX, un fondo de inversión de Emiratos Árabes Unidos, también participó en la reciente ronda de inversión de OpenAI y tiene una alianza con Microsoft. Esto les otorga a estas empresas y posiblemente a sus países un papel destacado en este proyecto y en los beneficios potenciales que pueda generar.
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