Mientras la atención se centra en el precio del aceite de oliva, otra crisis se desarrolla silenciosamente en el núcleo de su producción: las almazaras. En la PenÃnsula Ibérica, existen 2219 almazaras que procesan, en promedio, 7,4 millones de toneladas anualmente. Este hecho reafirma nuestra posición como lÃder mundial en producción de aceite de oliva.
Esto equivale a un millón más que el promedio de la década anterior.
Sin embargo, la palabra clave en el párrafo anterior es «promedio». Durante el año de mayor producción, se procesaron 10,2 millones de toneladas, mientras que en el de menor producción, solo 4,2 millones. Esto tiene implicaciones significativas.
¿Qué implicaciones? Aunque cada almazara procesa unos tres millones de kilos de aceituna en promedio, las disparidades entre ellas son significativas. Según AgroInformación, en Portugal, «solo 8 almazaras procesan el 46% del total de la aceituna del paÃs» y «en España, hay almazaras que procesan hasta 60 veces la media nacional».
Esto significa que, dependiendo de la cosecha y la región, los costos pueden variar hasta 70 céntimos por kilo.
70 céntimos son significativos. Según un estudio realizado por la Universidad Internacional de AndalucÃa, Sede Antonio Machado, y el Grupo OleÃcola Jaén, esta situación somete a las almazaras a una presión sin precedentes: en un contexto de creciente producción de aceitunas, la única manera de mantenerse es aumentando el volumen procesado.
En años de buena cosecha, esta dinámica es manejable, aunque complicada. Sin embargo, en años de mala cosecha, se vuelve insostenible. Para ilustrar esto, el «crecimiento orgánico» (corregido) de la cosecha en la última década ha sido aproximadamente del 15%. No obstante, para que las cifras sean viables, se necesitarÃa un 35%.
¿Y qué significa esto? El informe indica que en «la próxima década en la PenÃnsula Ibérica, desaparecerán, se integrarán o cerrarán unas 500 almazaras, 137 en Portugal, y 363 en España».
El problema subyacente es que las almazaras son más que empresas de procesamiento de aceitunas. El 40% de estas 2219 almazaras forman parte de la «economÃa social» y muchas del 60% restante desempeñan un papel crucial en la estructura industrial de las áreas menos pobladas de España.
Si las almazaras que buscan eficiencia a través de la escala continúan creciendo en volumen y eficacia, las consecuencias a medio plazo podrÃan ser más graves de lo esperado: perderemos una de las pocas herramientas de cohesión socioeconómica en amplias regiones de España.
A pesar de todo, parece que hay pocas alternativas a la vista. El olivar ibérico sigue siendo un gigante que espera una gran ‘modernización industrial’, que hasta ahora no se ha materializado.
Imagen | Emiliano GarcÃa-Page / Zorka Ostojic
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