La idea de capturar energÃa solar desde el espacio para transferirla sin interrupciones a la Tierra siempre se enfrentó a altos costes y retos tecnológicos que impedÃan su implementación. Sin embargo, eso podrÃa estar cambiando.
Interés mundial renovado. Gobiernos y empresas a nivel global muestran un renovado interés en la energÃa solar espacial. La notable reducción en los costes de lanzamiento, facilitada por el uso de cohetes reutilizables como los de SpaceX, parece haber mitigado el mayor obstáculo económico.
La tecnologÃa también ha avanzado: los paneles solares son ahora más ligeros y eficientes, y la transmisión inalámbrica de energÃa, mediante microondas o láser, ha progresado significativamente. La robótica, esencial para el ensamblaje de estaciones en órbita, también ha mejorado.
El impulso militar. Aunque la transición energética y los compromisos de reducción de emisiones son motores clave para este nuevo esfuerzo, el interés del gobierno chino y del Pentágono también se ve impulsado por el potencial militar de la energÃa solar espacial.
«La utilidad militar de enviar energÃa a unidades en tierra, aire o mar es patente», comentó Paul Jaffe, gestor de tecnologÃa táctica de DARPA, a Spacenews. Mientras que transportar combustible a localizaciones remotas con aviones cisterna es común, «no es una solución práctica para entregar energÃa donde se necesita con fines de defensa».
Además de DARPA, que colabora con startups de energÃa solar espacial y apoya el desarrollo de transmisión energética inalámbrica a larga distancia, tanto la Fuerza Aérea como la Marina de Estados Unidos están involucradas.
Proyectos del Pentágono. El Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea (AFRL) está desarrollando tecnologÃa solar espacial a través de su programa «Space Solar Power Incremental Demonstrations and Research».
Su misión principal, «Arachne», probará en órbita un panel que transforma la luz solar en energÃa de radiofrecuencia para ser transmitida a un receptor en tierra. Con el liderazgo de Northrop Grumman, se espera que este proyecto se lance este año con el fin de proporcionar energÃa a tropas desplegadas, reduciendo la dependencia de convoyes de combustible que son vulnerables.
El Laboratorio de Investigación Naval (NRL) también ha integrado un módulo llamado PRAM en el avión espacial secreto X-37B para evaluar la conversión de energÃa solar a microondas. Este proyecto ahora forma parte de la Fuerza Espacial.
Expectativas futuras. El interés militar es un componente clave, y posiblemente sea uno de los impulsos detrás del gran proyecto de la Academia China de TecnologÃa Espacial (CAST), que planea lanzar sus primeros satélites a órbita baja para 2028 y a órbita geoestacionaria para 2030.
Sin embargo, en los próximos años también se verán despliegues comerciales y de agencias espaciales, incluyendo la iniciativa SOLARIS de la Agencia Espacial Europea, que se centra en estudios de viabilidad. A pesar de estos avances, los desafÃos siguen siendo importantes.
Las dos principales incógnitas son la viabilidad económica, en el caso de los esfuerzos comerciales que competirán con las energÃas renovables terrestres, cada vez más rentables pese a su intermitencia. Y la seguridad, que depende de que los haces de energÃa sean increÃblemente precisos al ser emitidos a grandes distancias. PodrÃamos ver algunos «accidentes» en el trayecto.
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