Hoy en día, Estados Unidos y China son los nombres más sonados en el desarrollo de ordenadores cuánticos. Su competencia por el liderazgo mundial se extiende a varios campos, siendo las tecnologías cuánticas uno de ellos. Ambos han logrado demostrar supremacía cuántica y están en la vanguardia de las telecomunicaciones cuánticas. Sin embargo, los inicios de esta historia se remontan a Europa.
La chispa de la revolución cuántica se encendió en Europa, en una época en la que la idea de los ordenadores cuánticos existía solo en teoría y parecía inalcanzable. Todo cambió en 1995 con la publicación del trabajo de los físicos Ignacio Cirac, de España, y Peter Zoller, de Austria. Este artículo, considerado fundamental, sentó las bases de la computación cuántica tal como la conocemos hoy. Sin su aporte, el desarrollo actual de los ordenadores cuánticos habría sido más lento.
El Impacto de Cirac y Zoller
El encuentro entre Cirac y Zoller ocurrió a principios de los años 90. Ignacio Cirac, tras culminar sus estudios en Física en la Universidad Complutense de Madrid en 1988, se trasladó a Estados Unidos para completar su doctorado junto a Zoller. Su trabajo en conjunto fue innovador desde el inicio, investigando áreas como la criptografía cuántica y el teletransporte, adelantándose a todos en la construcción teórica de un ordenador cuántico.
En aquel momento ningún físico sabía cuál era la estrategia adecuada para poner a punto un ordenador cuántico. Zoller y Cirac sí lo sabían
En 1994, Cirac y Zoller asistieron a una conferencia crucial donde se discutió el potencial teórico de los ordenadores cuánticos. Sin embargo, nadie más que ellos tenía la claridad sobre cómo materializar estas ideas en una máquina funcional capaz de operar con bits cuánticos o cúbits.
El artículo que publicaron el 15 de mayo de 1995 en Physical Review Letters, titulado ‘Quantum Computations with Cold Trapped Ions’, fue rápidamente reconocido por la comunidad científica. La propuesta de Cirac y Zoller, aunque compleja, prometía un gran potencial y es considerado el origen formal de la computación cuántica.
Un acierto de Cirac y Zoller fue integrar las teorías abstractas de la computación cuántica con la física atómica, molecular y óptica, logrando avances notables en bits cuánticos de trampas de iones, tecnología que hoy sigue siendo desarrollada por empresas como Honeywell e IonQ.
El reconocimiento para estos dos pioneros llegó rápidamente, consolidándose como líderes en la creación de programas internacionales de investigación cuántica. Zoller y Cirac no solo contribuirían con sus descubrimientos, sino que también impulsarían la constitución de importantes instituciones en Europa.
Falta de Conexión entre Academia e Industria en Europa
A pesar del impulso de Cirac, Zoller y otros científicos, Europa no logró capitalizar este liderazgo académico en un éxito industrial. Aunque sigue siendo un centro neurálgico de investigación, gracias a universidades y centros como el Instituto Max Planck en Alemania o la Universidad de Tecnología de Delft en Países Bajos, el salto a la industria no ha sido igual de efectivo.
El liderazgo en investigación científica no garantiza necesariamente el liderazgo industrial en aquellas aplicaciones derivadas de esas innovaciones técnicas
La transición del conocimiento a la aplicación industrial es un desafío que Europa no ha superado completamente. Durante una conversación en 2019 con Juan José García Ripoll, del Instituto de Física Fundamental del CSIC, se mencionó cómo Europa, pese a tener una base científica fuerte, no ha podido competir con Estados Unidos o China a nivel industrial debido a la falta de inversiones en el sector.
Europa tenía la ciencia de su lado, pero perdió la oportunidad de dominar debido a inversiones masivas de países competidores en investigación y desarrollo. Esta situación resalta la importancia de no solo desarrollar conocimiento, sino también de asegurar su aplicación práctica y comercial.
Hace dos décadas y media, la computación cuántica era considerada un sueño lejano. Europa avanzó en la investigación, pero al transferir estos avances a la industria quedó rezagada. Según García Ripoll, esto se debe a un tejido empresarial menos propenso a asumir riesgos innovadores.
Existen empresas europeas emergentes en el ámbito cuántico, como Alpine Quantum Technologies o IQM. Sin embargo, la escala y recursos de compañías estadounidenses como IBM o Google, así como el apoyo masivo del gobierno chino a sus instituciones y empresas, colocan a Europa en una posición de desventaja competitiva por ahora.
Imágenes | Intel
Más información | Physical Review Letters
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