El cambio en la distribución demográfica global está impulsando un fenómeno conocido como «La Gran Transferencia de riqueza», donde enormes fortunas pasarán a manos de los herederos.
Sin embargo, numerosos millonarios se oponen a legar su riqueza a herederos que no han contribuido a su creación, más allá de haber nacido en la familia adecuada. Figuras como Bill Gates y Warren Buffett han expresado su deseo de donar el 99% de sus fortunas para que sus hijos generen su propio patrimonio.
11.000 millones para disfrutar de un Volvo antiguo
Ken Fisher representa una excepción entre los multimillonarios. De acuerdo con Forbes, su fortuna asciende a 11.200 millones de euros, originada a través de Fisher Investments, una destacada gestora de activos a nivel mundial.
A pesar de su vasta fortuna, el estilo de vida de Fisher es sorprendentemente modesto. En una entrevista con The Telegraph, reveló que aún conduce un Volvo de 25 años y no ve la necesidad de vivir rodeado de lujos. «No tengo ropa elegante y podrÃa vivir en una casa en un árbol», compartió en la entrevista.
Este enfoque recuerda mucho al de Warren Buffett, quien por mucho tiempo vivió en la misma casa por más de seis décadas. Fisher opta por un estilo de vida orientado a disfrutar de las cosas simples, en lugar del materialismo. «Disfruto cosas simples como pasar tiempo en una tienda bajo la lluvia», dice Fisher.
El enfoque de Fisher proviene de las enseñanzas de su padre. «Era una gran persona. Me decÃa: ‘No te daré dinero, pero siempre estaré para ti’. A pesar de pagar los estudios universitarios de mis hermanos, me dejó claro que yo debÃa costearme los mÃos. Aprendà que debÃa ser competitivo en el mundo», comentó al diario británico.
Con solo 250 dólares en el bolsillo, inició su carrera hasta levantar un imperio financiero. Aunque acumular riqueza no ha sido su único propósito, sostiene que el dinero «es un medio, no un fin».
Fomentar la autosuficiencia
Basado en las lecciones de su padre, Fisher ha dejado claro que no planea dejar grandes sumas a sus hijos. Aunque asegura que sus hijos «no pasarán hambre», cree que una herencia abultada puede ser dañina.
«No quiero que tengan tanto dinero que les permita nunca trabajar, lo que podrÃa llevar a malos hábitos. Creo que trabajar es terapéutico. Muchas personas no lo aprecian porque no les gusta su empleo, pero considero que trabajar es beneficioso», explicó Fisher.
Ken Fisher no es el único con esta perspectiva. Otros inversores y empresarios prominentes, como Ingvar Kamprad, fundador de Ikea, comparten su opinión sobre la asignación de grandes herencias.
Kamprad, fallecido en 2018, también llevó una vida simple y austera, a pesar de su enorme imperio comercial. Sus herederos recibieron solo una pequeña fracción de los 54.000 millones de euros que poseÃa, destinando la mayor parte a una fundación en los PaÃses Bajos.
Imagen | Unsplash (Mario Amé)
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