El bienestar mental no solo se trata de adoptar hábitos saludables, sino también de reconocer y desprenderse de aquellos patrones de pensamiento y comportamiento que, sin darnos cuenta, pueden desgastarnos.
Varios expertos en salud mental destacan que algunas actitudes diarias pueden socavar nuestro estado de ánimo y elevar el nivel de estrés, afectando nuestras relaciones y la manera en que afrontamos los desafíos cotidianos.
A continuación, presentamos seis hábitos que los terapeutas aconsejan dejar atrás para fortalecer la salud mental y mejorar nuestra calidad de vida.
1. Permanecer excesivamente en nuestros pensamientos
Reflexionar sobre el pasado o planear el futuro es algo común, pero cuando se convierte en un hábito constante, puede ser dañino. La psicóloga Elisabeth Morray señala que dedicar mucho tiempo a revivir eventos pasados puede provocar depresión, mientras que enfocarse en el futuro puede aumentar la ansiedad.
La cuestión es que estos pensamientos pueden afectar negativamente la toma de decisiones. “Cuando la mente queda atrapada en el pasado, es fácil caer en patrones poco productivos. Y centrarse demasiado en el futuro puede llevar a decisiones basadas en eventos que aún no han ocurrido”, advierte la terapeuta Rebecca Hendrix.
Alternativa saludable: Practicar la “defusión cognitiva”, una técnica que ayuda a tomar distancia de los pensamientos negativos. Por ejemplo, reformular ideas como “Mi vida es un desastre” por “Estoy pensando que mi vida es un desastre” permite reconocer que los pensamientos no siempre representan la realidad y pueden ser transformados.
2. Usar el castigo como método de motivación
Algunas personas se imponen restricciones poco saludables para cumplir con ciertas tareas, como evitar comer hasta concluir un proyecto o posponer ir al baño hasta completar una tarea.
La psicóloga Lisette Sánchez advierte que este comportamiento refuerza la noción de que la productividad debe lograrse a costa del bienestar personal.
Incluso el uso de recompensas como incentivo puede ser problemático, ya que refuerza la idea de que el disfrute solo se merece tras el esfuerzo.
Alternativa saludable: Hacer que la tarea en sí misma sea más placentera. Tomar un café mientras se revisa el correo electrónico o escuchar música durante una actividad tediosa puede mejorar la experiencia y reducir la necesidad de autoimponer castigos o recompensas.
3. Compararse continuamente con los demás
Las comparaciones son inevitables, pero convertidas en hábito, pueden generar sentimientos de insuficiencia.
La psicóloga Morray señala que “las redes sociales intensifican esta tendencia, ya que solemos comparar nuestra vida privada con los momentos destacados de los demás”.
Este hábito también se da en la vida diaria, en el trabajo o en las relaciones personales, afectando la autoestima y generando frustración.
Alternativa saludable: Observar la comparación sin juzgar. En lugar de caer en una espiral de pensamientos negativos, se puede reconocer la comparación con curiosidad:
“Me estoy comparando con esta persona, ¿no es interesante?”. También se recomienda evitar contenido en redes sociales que desencadene emociones negativas.
4. Automenospreciarse y criticarse constantemente
Hablarse de manera negativa o minimizar los propios logros puede minar la autoestima y aumentar la ansiedad. Según la terapeuta Tracy Ross, “las palabras como ‘debería’ o ‘tendría que’ en situaciones no esenciales pueden convertirse en autovergüenza”.
La autocrítica excesiva, lejos de motivar, generalmente provoca parálisis y procrastinación. Estudios han demostrado que este tipo de pensamientos se asocia con menor motivación y mayor rumiación mental.
Alternativa saludable: Identificar la voz crítica interna y separarla de la propia identidad. Frases como “Mi crítico interno está hablando” ayudan a distanciarse de estos pensamientos. Además, se recomienda tratarse uno mismo con la misma amabilidad que se ofrecería a un amigo en una situación similar.
5. Creer que un mal momento arruina todo el día
Un único incidente negativo puede parecer suficiente para etiquetar todo el día como “desastroso”. La psicóloga Sánchez explica que este fenómeno se debe al sesgo de confirmación: si alguien decide que está teniendo un mal día, es más probable que note solo los eventos negativos.
Alternativa saludable: No se trata de ignorar lo negativo, sino de equilibrar la perspectiva. En lugar de enfocarse únicamente en el evento negativo, se puede realizar una actividad placentera para contrarrestarlo, como enviar un mensaje a un amigo o leer algo divertido.
6. Sentirse responsable de las emociones ajenas
Preocuparse por los sentimientos de los demás es una señal de empatía, pero asumir la responsabilidad por ellos puede llevar a descuidar las propias necesidades. La terapeuta Ross advierte que este patrón suele conducir a la complacencia excesiva y al resentimiento.
Alternativa saludable: Reflexionar sobre los propios deseos y valores antes de tomar decisiones basadas en la reacción de los demás. También es importante recordar que las emociones ajenas no están bajo nuestro control, y que priorizar el propio bienestar no es egoísmo, sino cuidado personal.
Un cambio de perspectiva hacia una mejor salud mental
Dejar atrás estos hábitos no es sencillo, ya que muchos están profundamente enraizados y reforzados socialmente. Sin embargo, ser conscientes de ellos y empezar a implementar pequeños cambios puede marcar una gran diferencia en la salud mental y el bienestar general.
Adoptar una actitud más amable hacia uno mismo y vivir con mayor presencia en el momento puede ser el primer paso hacia una vida más equilibrada y saludable.
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