En la biografía de Elon Musk escrita por Walter Isaacson, se menciona una reunión crucial que el CEO de SpaceX sostuvo en 2018 con el equipo de Starship. En ese entonces, el cohete era conocido como Big Fucking Rocket (BFR) y su diseño era diferente.
«Si seguimos usando fibra de carbono, estamos condenados. Es la muerte. Nunca llegaré a Marte», recordó Musk, según Isaacson y el propio Musk. Inspirado en los cohetes Atlas de los años 60, propuso utilizar acero inoxidable como material alternativo.
El libro indica que hubo resistencia inicial en SpaceX debido al peso del acero, pero Musk insistió en que se realizaran cálculos. La conclusión fue que el acero inoxidable sería más eficiente en el contexto de las temperaturas extremadamente bajas del oxígeno líquido y nitrógeno superenfriado. Además, su alto punto de fusión permitiría realizar soldaduras con menos restricciones.
La adopción del acero inoxidable no solo redujo costos, sino que también mejoró la resistencia del cohete a fracturas. Esto ha sido evidenciado claramente en los últimos tres vuelos, especialmente en el más reciente, donde SpaceX llevó la nave al límite sin dañarla.
Detalles del sexto vuelo de Starship
El martes, SpaceX lanzó exitosamente su sexto cohete Starship, demostrando por primera vez que la nave de acero inoxidable puede reencender sus motores para maniobrar en el espacio y soportar la reentrada atmosférica en condiciones más exigentes que en misiones previas.
Un contratiempo ocurrió cuando el intento de capturar el propulsor Super Heavy en la torre de lanzamiento falló, un logro que SpaceX había conseguido en el vuelo anterior. La falla se debió a problemas de comunicación con la torre.
Por su parte, la nave Starship alcanzó su velocidad de crucero ocho minutos después del lanzamiento, iniciando un vuelo suborbital. En el minuto 38, logró reencender uno de sus motores Raptor en el espacio para ajustar su trayectoria, marcando un hito importante para futuras misiones.
Esta prueba es crucial para misiones futuras, ya que demuestra la capacidad de la nave para retornar de manera segura tras liberar carga en órbita. En esta ocasión, la carga fue un juguete en forma de banana, pero pronto Starship estará habilitada para desplegar satélites Starlink de segunda generación, con los que SpaceX planea ofrecer conexiones de 1 Gbps.
El momento más espectacular del vuelo, capturado en directo gracias a las antenas Starlink, fue la reentrada a la atmósfera, que ocurrió al amanecer sobre el océano Índico, permitiendo observar el fenómeno bajo la luz del sol por primera vez.
La Starship atravesó el plasma desde una altitud de 190 kilómetros con un ángulo más pronunciado de lo habitual. Además, llevaba menos losetas térmicas de lo normal; SpaceX quería exponer áreas donde instalarán equipo de captura para permitir aterrizajes en la torre Mechazilla.
Las temperaturas extremas provocaron daños visibles en los alerones delanteros, pero la Starship completó la maniobra con éxito y pudo reencender sus motores para posicionarse en vertical y simular un aterrizaje controlado en el océano, donde una boya con cámaras esperaba.
La robustez del acero inoxidable ha sido nuevamente validada en este sexto vuelo. Sin embargo, SpaceX aún enfrenta el desafío de hacer que el escudo térmico de Starship sea reutilizable rápidamente.
El séptimo vuelo promete ser aún más significativo, ya que marcará el estreno del Starship 2, que cuenta con tanques de combustible más grandes, alerones rediseñados y mejoras en su escudo térmico.
Imágenes | SpaceX
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