Hubo un tiempo, no tan lejano, en que mencionar el vino sin alcohol en las prestigiosas bodegas de Gironda y Nueva Aquitania, famosas por sus vinos Burdeos, era casi un tabú. Aquello que alguna vez fue rechazado, ahora se está reconsiderando, especialmente cuando uno de cada tres productores enfrenta dificultades económicas, según datos del sector. En este contexto, el vino sin alcohol comienza a verse como una posible tabla de salvación.
Es completamente comprensible.
Tiempos difÃciles para el vino. Las estadÃsticas hablan por sà solas y no son alentadoras para las bodegas francesas. La disminución en el consumo de vino en Francia es notable, con una caÃda del 24,5% entre 2005 y 2022, según Statista. En comparación con 1960, cuando el consumo anual per cápita de vino era de 120 litros, para el año 2020, esta cifra habÃa descendido a unos 40 litros, según The Times. Este decrecimiento ha afectado especialmente al vino tinto, en comparación con otras variantes como los espumosos, rosados o blancos.
Un escenario desafiante. Los problemas no se limitan a Francia. Las bodegas que exportan también enfrentan desafÃos significativos, como la economÃa inestable de China, la polÃtica fiscal que afecta al comercio con Estados Unidos y Reino Unido, y la posibilidad de que Donald Trump recurra a los aranceles en su polÃtica internacional. Además, se suman los cambios en los hábitos de consumo: la cerveza está ganando terreno y la Generación Z se distancia del alcohol.
La necesidad de transformación. Las crisis son momentos de cambio, y algunas bodegas en Francia están respondiendo apostando por el vino sin alcohol, una idea que antes era casi impensable. Coralie de Bouard, de Clos De Bouard, comentó a la BBC que comenzó a explorar el vino sin alcohol hace cinco años, a petición de los dueños catarÃes del PSG.
«Mi familia no me dirigió la palabra durante un año, tal fue mi ‘traición’. Aún hoy recibo mensajes de odio de viticultores que dicen que estoy arruinando el mercado», explicó De Bouard a la cadena británica. «Pero ahora mi padre me felicita. Y si sobrevivimos en estos tiempos difÃciles, es porque nos hemos volcado hacia el mercado sin alcohol». Aunque Clos de Bouard solo ofrece dos marcas «sin», representan un tercio de sus ventas.
Una realidad difÃcil de aceptar. Bernard Raboury, de la cooperativa Bordeaux Families, admite que ha sido complicado para algunos productores de Burdeos aceptar el vino sin alcohol. Él cree, sin embargo, que es necesario porque el mercado ha cambiado drásticamente desde los años 60, cuando se vendÃan casi cuatro veces más bebidas alcohólicas por habitante, según la OFDT. «Debemos evolucionar. Los clientes ya no están donde estaban. Asà que debemos buscarlos o se irán a otro lado».
La introducción del vino sin alcohol en las tradicionales bodegas francesas ha generado discusión y controversia, como lo reflejan medios como Reuters y The Times. Estos medios destacan el creciente interés por los vinos sin alcohol y la expectativa de que el mercado alcance los 5.000 millones de euros en 2032, según el Comité Nacional Interprofesional del Vino de Francia.
¿Hacia dónde se dirige el sector? Aunque no se espera que el vino sin alcohol reemplace al tradicional, el crecimiento del mercado libre de alcohol es claro. Las autoridades están evaluando cómo regular este nuevo segmento en el mercado vitivinÃcola, mientras que investigadores como Mickael Naassila destacan el interés por las opciones más saludables.
Las bodegas deben enfrentar la sobreproducción, la caÃda de exportaciones y la necesidad de reducir hectáreas de viñedos.
«Al principio era basura». El sector ha evolucionado notablemente. Frédéric Brochet, enólogo de Burdeos, confiesa que los primeros intentos de producir vino sin alcohol no eran de calidad. «Hemos avanzado mucho y estamos más cerca de nuestro objetivo. Será una revolución en el mundo del vino», asegura.
De eliminar el alcohol y añadir aromas, el sector ha avanzado a técnicas como la destilación al vacÃo y la captura de aromas, logrando que los vinos sin alcohol ofrezcan una experiencia genuina. «Aromas, taninos, frutas, equilibrio: todo está ahû, dicen los expertos.
Imágenes | Timothé Durand (Unsplash) y Megan Cole (Flickr)
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