Silicon Valley está viviendo un renacimiento en sus creencias. Después de más de diez años dominados por tecnócratas eficientes y discretos –tan discretos como puede ser un CEO residente de Los Altos–, la industria tecnológica ha regresado a los lÃderes que no solo comercializan productos, sino que también promueven revoluciones.
Este cambio es notable. La era de Tim Cook mejorando cadenas de suministro, Nadella optimizando la nube y Sundar Pichai afinando algoritmos de búsqueda está quedando atrás. Sigue, pero ya no es el enfoque principal.
Estos han sido y son lÃderes más que competentes, que se centran principalmente en métricas y enfoques, pero apenas hablan de misiones. La tecnologÃa se habÃa tornado demasiado seria para los mesÃas.
No obstante, el péndulo ha oscilado en dirección a su punto de inicio. La nueva ola de CEOs en el sector tecnológico busca más que liderar empresas: aspiran a esculpir el futuro del mundo. Aquà vemos a lÃderes establecidos que han redefinido recientemente su papel, como Huang tras el crecimiento de NVIDIA, Musk con la compra de X y la creación de xAI, un Zuckerberg que ha cambiado su enfoque o Sam Altman con el auge de OpenAI.
La inteligencia artificial, el transhumanismo o la expansión espacial han tomado el lugar de los teléfonos inteligentes y las redes sociales como los nuevos horizontes de promesas absolutas.
Este retorno al mesianismo tecnológico no es fortuito. Emergen de una triple crisis:
- La pérdida de confianza en el avance gradual.
- El cansancio por la innovación incremental.
- La urgente necesidad de nuevas narrativas que ofrezcan sentido en un mundo cada vez más incierto y acelerado.
Estos nuevos visionarios se diferencian de sus antecesores. Mientras que Jobs veÃa herramientas para creativos, Musk presenta visiones de apocalipsis y salvación. Marc Benioff abogaba por el fin del software tradicional, mientras que Sam Altman predica sobre el fin del trabajo humano tal y como lo conocemos. La magnitud de las promesas se ha multiplicado, asà como los riesgos de una desilusión masiva.
El cambio más inquietante es la combinación del mesianismo tecnológico con la ideologÃa polÃtica. Los nuevos lÃderes no solo desean transformar cómo usamos la tecnologÃa, buscan redefinir nuestras percepciones sobre el progreso, la democracia y la naturaleza humana. La tecnologÃa ya no es solo una herramienta, es una visión del mundo.
Esta transformación sugiere una industria que ha perdido la modestia que acompaña la experiencia. Los fracasos del pasado –desde Google Glass hasta el metaverso– parecen haber sido olvidados en la carrera por anunciar la próxima revolución transformadora.
Silicon Valley necesita tener ambición para enfrentar los problemas actuales, pero la historia nos muestra que los mejores avances suelen venir de ingenieros pragmáticos o de visionarios dedicados a su producto, no de profetas carismáticos. Entre el mesianismo y el cinismo existe un equilibrio saludable: la ambición moderada por la humildad.
Imagen destacada | Xataka con Midjourney
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