En 1997, el buque Tokio Express partÃa hacia Nueva York tras cargar varios contenedores en Rotterdam, PaÃses Bajos. Durante su viaje, una gigantesca ola de casi 9 metros golpeó la embarcación. Curiosamente, uno de sus 62 contenedores contenÃa cinco millones de piezas de Lego, que terminaron en el océano. Este suceso, conocido como el Gran Derrame de Lego, se considera el mayor desastre ambiental de juguetes de la historia.
El capitán del Tokio Express describió la ola del 13 de febrero como un «fenómeno que ocurre una vez cada 100 años», que sacudió el barco intensamente. El inventario del cargamento indica que habÃa 4.756.940 piezas de Lego, de las cuales 3.178.807 eran suficientemente ligeras para flotar.
Para sorpresa de los residentes, estas piezas han seguido apareciendo durante años en playas cercanas al lugar del incidente. Y no solo entonces, sino que a lo largo de los últimos 25 años, han seguido llegando a las costas coloridos bricks de Lego con temática marina: pulpos, equipos de buceo, ballenas cuadradas y otras piezas de plástico. Esto ha motivado a coleccionistas a buscar piezas «raras» en la arena.
Tracey Williams, activista ambiental de Cornwall, comenzó a recolectar estos Legos en South Devon, Reino Unido, poco después del accidente. Hoy, documenta este fenómeno en redes sociales bajo la página «Lego Lost at Sea», donde se comparten fotos de los Legos encontrados en las playas. Recientemente publicó Adrift: The Curious Tale of Lego Lost at Sea, un libro que detalla este incidente.
Williams y su familia han acumulado cientos de piezas de Lego del carguero: «Empezó como un pasatiempo, y ahora es un trabajo a tiempo completo. Es fascinante ver el impacto del cargamento perdido y cuánto tiempo dura».
Su inventario muestra que el contenedor incluÃa 28.700 balsas inflables amarillas, 52.000 propelas rojas, 4.200 pulpos negros, 33.427 dragones negros, 514 dragones verdes y más de 15.000 tiburones. Curiosamente, nunca se ha encontrado un tiburón; posiblemente estas piezas pesaban más y terminaron en el fondo del mar. En 2015, la BBC incluso trazó un mapa de más de 40 playas en Cornualles donde se habÃan recolectado restos.
Lego emitió un comunicado tras el accidente, alentando a los ciudadanos a encontrar y quedarse con las piezas. También establecieron comunicación para que las personas informasen sobre dónde se recogieron las piezas, facilitando operaciones de limpieza.
Un Impacto Ambiental Persistente
Desde la década de los 90, el fenómeno ha preocupado a los activistas medioambientales, especialmente por las piezas que no llegaron a las playas. Investigaciones revelaron que los Legos del barco de 1997 podrÃan tardar hasta 1.300 años en descomponerse, según la revista Environmental Pollution en 2020.
El doctor Andrew Turner de la Universidad de Plymouth expresó: «Lo que se hunde es invisible, lo que dificulta su recuperación. PodrÃa durar siglos o milenios, integrándose en la litósfera».
La UICN estima que al menos 14 millones de toneladas de plástico acaban en los océanos cada año, representando el 80% de los desechos marinos.
Según los análisis de LEGO, el 75% de su huella de carbono proviene del plástico. En respuesta, LEGO comenzó a producir piezas más sostenibles con plástico de origen orgánico, derivado de caña de azúcar. Aunque no totalmente biodegradable, este plástico es más reciclable.
Imágenes | Tracey Williams / Lego
*Una versión anterior de este artÃculo se publicó en noviembre de 2023
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