En un suceso sorprendente ocurrido el dÃa de Navidad, el cable eléctrico que conecta Finlandia y Estonia bajo el mar Báltico dejó de funcionar, según notificó la red eléctrica finlandesa Fingrid. Poco después, se dio a conocer mediante una nota de prensa que la falla se encontraba en un cable submarino. Todas las sospechas recayeron sobre un buque en particular. Conocido como Eagle S, sus contenidos revelaron mucho más de lo esperado, según informaron las autoridades finlandesas.
Las marcas del cable. De acuerdo con las autoridades, se observaron marcas de arrastre de varios kilómetros en el fondo del Mar Báltico, asociadas a un ancla y al daño del cable Estlink 2, asà como de otros cuatro cables de telecomunicaciones entre Finlandia y Estonia.
Estas marcas dirigieron la atención al Eagle S, un petrolero registrado en las Islas Cook con conexiones a la evasión de sanciones al petróleo ruso. Un dato crucial es que recientes fotografÃas del buque muestran la ausencia del ancla en su lado de babor, reforzando la sospecha de que el daño fue causado al arrastrarla por el fondo marino.
Después de examinar su interior, pocos dudan del posible sabotaje.
Un buque con capacidades de espionaje. Las autoridades finlandesas han señalado que el buque estaba equipado con avanzados dispositivos de transmisión y recepción para la vigilancia de actividades navales de la OTAN. Esta tecnologÃa, inusual en un barco mercante, consumÃa tanta energÃa que provocaba apagones frecuentes, un detalle que alertó a los expertos en seguridad marÃtima.
El buque, según los informes, formarÃa parte de una «flota sombra» de petroleros obsoletos que Rusia estarÃa utilizando para evadir sanciones internacionales. Estas naves son vitales para el comercio de petróleo ruso, a pesar de las restricciones.
Modus operandi. El equipo, introducido en el Eagle S mediante maletas portátil y dispositivos electrónicos configurados en ruso y turco, permitÃa al barco operar como una embarcación espÃa para Rusia. Estos aparatos capturaban frecuencias de radio y, una vez en territorio ruso, se descargaban, proporcionando información sobre buques y aeronaves de la OTAN.
Se informó también que el Eagle S depositó dispositivos parecidos a sensores en el Canal de la Mancha durante su tránsito, lo que levanta inquietudes adicionales sobre el alcance de sus operaciones.
Relevancia del Estlink 2. La interrupción del Estlink 2 dejó a Finlandia y Estonia únicamente con el Estlink 1, de menor capacidad. Los operadores eléctricos prevén que el Estlink 2 no volverá a estar operativo antes de agosto de 2025, lo que aumenta la presión sobre la infraestructura energética en la región.
Este incidente resalta la creciente vulnerabilidad de las conexiones crÃticas en el Báltico, una región ya afectada por sabotajes previos a gasoductos y cables submarinos.
Impacto geopolÃtico. Este sabotaje no es un hecho aislado; es uno más en una serie de incidentes. En noviembre, Alemania reportó daños en dos cables de comunicación submarinos en el Báltico, y en 2022, las explosiones en los gasoductos Nord Stream evidenciaron la vulnerabilidad de infraestructuras crÃticas en la zona. Estas actividades ocurren en un contexto de tensiones crecientes entre Rusia y Occidente tras la invasión de Ucrania, lo que ha llevado a la OTAN a aumentar su presencia en el Mar Báltico.
Finlandia y Estonia han solicitado el apoyo de la Alianza para proteger el Estlink 1, lo que ha resultado en el despliegue del barco patrulla Raju por la Armada estonia y la colaboración con fuerzas finlandesas y de la OTAN. Mientras tanto, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, anunció un aumento de la presencia en la región, aunque sin especificar medidas concretas, y el Comando Supremo Aliado en Europa (SACEUR) está evaluando una respuesta que podrÃa incluir recursos estadounidenses, subrayando, una vez más, la importancia estratégica del Báltico para la seguridad energética de Europa.
Imagen | Nara, Fingrid
Deja una respuesta