En un intento por llevar el realismo cinematográfico a nuevas alturas, Eli Roth, conocido por su enfoque visceral y extremo, decidió en 2013 adentrarse en la profundidad de la selva amazónica peruana para realizar su proyecto más ambicioso hasta la fecha.
El resultado fue ‘El infierno verde’, una obra que rendÃa homenaje a las pelÃculas de canÃbales italianas de los años 70 y 80, como ‘Cannibal Holocaust’ y ‘Cannibal Ferox’. Sin embargo, lo que sucedió durante el rodaje se convirtió en una historia tan increÃble como la propia pelÃcula.
Roth y su equipo se adentraron en una región remota del Perú, a lo largo del rÃo Palcazu, en la provincia de Oxapampa. Allà hallaron una aldea apartada del progreso, sin electricidad ni contacto habitual con el exterior. Para Roth, no solo era el lugar perfecto para su historia ficticia sobre estudiantes activistas atrapados por una tribu canÃbal, sino también una oportunidad única para realizar cine en un entorno genuino.
La pregunta que surgió fue inevitable: ¿cómo explicar a los aldeanos qué es una pelÃcula, más aún una de canÃbales?
Una proyección tomada con humor
Con el objetivo de ganar la confianza de la comunidad y hacerles entender su proyecto, Roth decidió realizar una proyección especial. Según sus relatos en varias entrevistas, llevó consigo ‘Cannibal Holocaust’, conocida por su crudeza y realismo, y la mostró a los aldeanos en una pantalla improvisada.
La reacción fue sorprendente: en lugar de asustarse o alarmarse, la comunidad rió a carcajadas: «Afortunadamente, lo vieron como una comedia. Lo más hilarante que habÃan presenciado», mencionó Roth. Para ellos, la violencia y los efectos no eran más que una grotesca broma, algo tan exagerado que no podÃa verse como real, convirtiendo a la obra más cruda del cine europeo de exploitation en una sátira fantástica para aquellos que nunca habÃan experimentado el cine.
Por esta razón, al sentir que se trataba de una especie de juego teatral, la comunidad no solo dio la bienvenida al equipo de filmación, sino que se involucró directamente en el rodaje. Muchos de los extras que aparecen como tribu canÃbal en ‘El infierno verde’ son, de hecho, habitantes reales de aquella aldea.
Como relata el propio director, «fue encantador interactuar con los niños. Al final, todos jugaban con iPhones y iPads. Contaminamos su sistema social, pero también mejoramos sus viviendas: les pusimos techos de metal porque era lo que más deseaban, ya que la paja no los protegÃa de la lluvia, asà que esto realmente les cambió la vida».
Esta experiencia confirma que el viaje de Eli Roth al Amazonas fue más que filmar una pelÃcula de canÃbales: fue un encuentro intercultural. Durante un breve instante, la vasta selva latinoamericana no solo fue escenario, sino un actor principal.
Fotos de IMDB
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