De acuerdo con un reciente informe de las Naciones Unidas, la desertificación se ha estado intensificando alrededor del mundo durante años. Este fenómeno ha avanzado notablemente en los últimos siglos, afectando en mayor medida a regiones áridas, semiáridas y con climas secos. En general, nuestro planeta ha perdido un tercio de sus tierras cultivables, y China es uno de los paÃses más perjudicados, ya que el 27,4% de su territorio es desierto, impactando a 400 millones de personas.
En respuesta, China ha iniciado el mayor proyecto de reforestación del mundo.
El desafÃo de la desertificación. Cada año, las tormentas de arena consumen 2.300 kilómetros cuadrados de tierras agrÃcolas en la nación asiática. En muchos casos, esto se debe a la «desertificación eólica», resultado de la erosión provocada por el viento tras la pérdida de vegetación. También influye la «pérdida de agua y suelo», derivada de la erosión hÃdrica en la meseta de Loess, asà como la «salinización», consecuencia de una gestión inadecuada del agua, y la «desertificación de rocas», que se presenta en la región kárstica del suroeste de China.
«El problema principal es que una población demasiado numerosa habita en estas tierras secas, sobrepasando su capacidad de carga y restauración ecológica», señala Feng Wang, profesor del Instituto de Estudios de Desertificación de la Academia Forestal de China, en este artÃculo de Climate Diplomacy.
La Gran Muralla Verde. Para contrarrestar la amenaza de la desertificación, en 1978 China lanzó la Gran Muralla Verde, una ambiciosa iniciativa que representa el mayor esfuerzo de reforestación a nivel global, y que se proyecta hasta el año 2050. Su intención inicial era detener el avance del desierto de Gobi y proveer de madera a la población local. Actualmente, el gobierno persigue otros objetivos, como la creación de un «muro» arbóreo de unos 4.500 kilómetros de longitud que abarque varias ciudades.
Resultados alentadores. Las autoridades chinas se muestran optimistas con los logros de este proyecto a largo plazo, reportando que se han estabilizado miles de dunas móviles y se ha reducido la frecuencia de tormentas de arena en todo el paÃs en un 20% entre 2009 y 2014. En PekÃn, la disminución fue del 70% entre 2008 y 2018. Según un estudio de la revista Ecological Processes, las zonas boscosas se incrementaron en 158.051 kilómetros cuadrados.
Se estima que se han plantado alrededor de 66.000 árboles, principalmente de Enterolobium cyclocarpum y otras especies de la familia de las fabáceas, debido a su adaptabilidad a estos terrenos. Este proyecto ha creado un significativo sumidero de carbono, capaz de absorber el 5% de las emisiones industriales de CO2 de China entre 1978 y 2017.
Una estrategia general. Este esfuerzo se enmarca en una estrategia más amplia de China para expandir su superficie natural. Además de la Gran Muralla Verde, se han implementado leyes para revertir tierras de cultivo y pastos a bosques y praderas. En los primeros cinco años de la década de 2010, la inversión en reforestación alcanzó aproximadamente 70.000 millones de euros, según el informe Green is Gold de Naciones Unidas.
Para mitigar los costos, se han incrementado las sanciones a empresas que realizan deforestación.
CrÃticas de los expertos. No obstante, algunos especialistas dudan de la eficacia de esta iniciativa y opinan que, aunque bien intencionada, presenta problemas. Jennifer L. Turner, directora del Foro Ambiental de China en el Centro Woodrow Wilson, apunta que «se están plantando muchos árboles para combatir la desertificación, pero no se cuidan adecuadamente, por lo que mueren». Alega que muchos árboles plantados en zonas poco naturales para ellos terminan muriendo con los años.
Los que logran sobrevivir consumen una gran cantidad de agua subterránea, afectando negativamente a pastos y arbustos nativos, lo cual resulta en una mayor degradación del suelo.
Posibles consecuencias negativas. Algunos expertos advierten que este proyecto podrÃa ser perjudicial, excediendo la capacidad de la tierra y condenando a los árboles a morir sin intervención constante. «Se está alterando el equilibrio natural al plantar en las dunas de arena y el Gobi, lo que ha provocado un descenso rápido en la humedad del suelo y en el nivel freático», afirma Xian Xue, experto en desertificación eólica y profesor en la Academia china de las Ciencias, en este artÃculo de National Geographic.
Imágenes | Pixabay
*Una versión anterior de este artÃculo se publicó en noviembre de 2023
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