Aunque el Everest se ha convertido en un destino turÃstico con una afluencia masiva de escaladores cada año y una problemática de acumulación de desechos, sigue siendo una cima reservada para unos pocos. Alcanzar su cúspide no solo conlleva un coste económico elevado, sino también un alto nivel de preparación fÃsica y varias semanas para aclimatarse a su altitud extrema. Habitualmente, los alpinistas permanecen en el campamento base y realizan travesÃas por los picos circundantes para adaptar sus cuerpos antes de adentrarse en la «zona de la muerte», ubicada a más de 8.000 metros, caracterizada por su escasez de oxÃgeno.
Recientemente, un equipo de británicos ha causado revuelo al planear completar una expedición al Everest en apenas siete dÃas, utilizando un gas conocido por su uso en anestesia como aliado. Este plan ha generado un gran debate en la comunidad del montañismo.
Un viaje relámpago desde Londres al Everest. El itinerario propuesto por Al Carns y sus compañeros, todos exmilitares, parece sacado de una novela de ciencia ficción o de un guion de ‘Misión Imposible’. La propuesta consiste en salir y regresar del Everest desde Londres en una semana, incluyendo hacer cumbre.
El plan es tomar un vuelo desde Londres, recorrer los 7.540 kilómetros hasta Katmandú, Nepal, luego tomar un helicóptero hasta el campamento base del Everest y finalmente llegar a la cima en cuestión de dÃas. Todo esto en un total de 168 horas, mucho menos que las semanas habitualmente requeridas para aclimatarse al Everest.
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Tres dÃas para subir, dos para descender. «El cronómetro comienza en Heathrow y se detiene al volver», explica Carns en The Washington Post. «Estamos considerando un dÃa para el viaje, tres dÃas de ascenso, dos para el descenso y el último dÃa de regreso». El desafÃo es formidable: completar la travesÃa del Everest en una semana partiendo desde Londres y, al mismo tiempo, «redefinir lo que es posible en el montañismo de alta montaña».
Bajo el nombre «7 Days Mission Everest», la iniciativa, que planeaba comenzar el viernes 16, busca además recaudar fondos para organizaciones benéficas que apoyan a veteranos de guerra y sus familias, según la información actualizada en su página web.
«Estimo que tenemos un 30% de probabilidad de lograrlo en siete dÃas, y cerca del 70% de hacerlo en menos de 21 dÃas», declara Carns. Incluso si alcanzaran este último objetivo, conseguirÃan reducir significativamente el tiempo de las expediciones convencionales y establecer un nuevo récord nacional. Hasta ahora, la expedición más rápida desde Londres duró 21 dÃas.
¿Cuál es el plan? La estrategia es clave. Carns y su equipo son exmilitares en excelente forma que han intensificado su entrenamiento en los últimos meses. Además, han estado durmiendo en tiendas hipóxicas en sus hogares, las cuales simulan los niveles de oxÃgeno que encontrarán en altitudes elevadas para contrarrestar los efectos del mal de altura.
Aun asÃ, ni el entrenamiento ni la aclimatación convencional explican cómo piensan completar el ascenso y descenso en cinco dÃas, un tiempo muy corto comparado con las extensas semanas de aclimatación usuales. El secreto radica en el uso del xenón, lo que les permite aspirar a culminar la misión en siete dÃas en lugar de las seis a siete semanas tÃpicas.
El papel del xenón El xenón, descubierto en el siglo XIX, fue utilizado durante años como anestésico en medicina. Ahora, los miembros del equipo británico lo consideran por su potencial para incrementar la producción de glóbulos rojos y acelerar el proceso de aclimatación en altitudes extremas, condiciones que enfrentan en las alturas peligrosas del Everest, más allá de los 8.000 metros.
Para lograrlo, los cuatro exmilitares han inhalado una «concentración subanestésica» de xenón mezclado con oxÃgeno bajo supervisión médica, en una sola sesión de una hora. Según indica el médico encargado del protocolo a The Washington Post, los efectos más intensos del tratamiento se manifiestan entre 10 y 14 dÃas posteriores. Recibieron su dosis el pasado 5 de mayo, aproximadamente una semana y media antes de embarcar hacia Nepal.
Potencial del xenón. Liderando la iniciativa está Lukas Furtenbach, un experimentado montañero que ya habÃa logrado acelerar las escaladas al Everest con tiendas hipóxicas. Junto a un experto en anestesiologÃa, investigó el uso del gas para la aclimatación, probando su eficacia en sà mismo.
La clave residirÃa en la capacidad del xenón para elevar la producción de eritropoyetina (EPO), una hormona que los riñones producen para estimular la generación de glóbulos rojos. «Un efecto secundario del xenón es desencadenar la producción de EPO y, por consiguiente, incrementar los glóbulos rojos en la sangre, similar a la aclimatación en altitud real», explica Furtenbach, quien asegura que el propósito no es mejorar el rendimiento, sino proteger los tejidos de los montañistas tratados.
Polémica en el aire. La iniciativa ha suscitado interés, asà como un encendido debate en la comunidad alpinista. Furtenbach sostiene que menos dÃas en el Everest se traduce en menos riesgos, menos residuos y un impacto medioambiental reducido. Estas expediciones, además, no son económicas (alrededor de 170.000 dólares), por lo que es improbable que reemplacen a las tradicionales.
«El uso del oxÃgeno en el alpinismo se consideró tabú en sus inicios, ahora es común. Lo mismo ocurrió con los helicópteros para llegar al campamento base», afirma.
¿Publicidad?. Algunos escépticos consideran el uso del xenón como un truco publicitario, recordando que el alpinismo siempre valoró «las mejores prácticas anti-dopaje». «Cada cual deberÃa poder escalar como desee, pero esto no es alpinismo, es turismo de montaña», opina Adrian Ballinger.
Por otro lado, el médico y experto Peter Hackett cuestiona la efectividad del gas: «¿El xenón incrementa los glóbulos rojos? Eso no se ha demostrado concluyentemente. La EPO sà aumenta, aunque de forma transitoria, y en un estudio con atletas no se observaron más glóbulos rojos ni mejor rendimiento. Sin embargo, es un estudio en condiciones especÃficas que requiere más investigación».
Advertencias de la UIAA. El interés generado ha llevado a la Federación Internacional de Escalada y Montañismo (UIAA) a pronunciarse. En un comunicado de enero, advierte que no hay evidencia de que el xenón mejore el rendimiento en montañas, señalando los posibles peligros de un uso inapropiado: «Una inhalación puede aumentar la eritropoyetina, pero no se mantiene durante cuatro semanas ni se asocia a cambios en los glóbulos rojos», y añade: «Según la literatura, los efectos sobre el rendimiento son ambiguos e improbables […]. El xenón se emplea poco en medicina y no está aprobado en todos los paÃses. Desde un punto de vista médico, debe rechazarse su uso fuera de lo indicado, sin base cientÃfica y con riesgos desconocidos».
Imagen | Michael Clarke (Unsplash)
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