Meta ha creado lo que podrÃamos considerar como el esquema perfecto de privacidad:
- Conversaciones privadas con cifrado de extremo a extremo…
- …pero publicidad dirigida al detalle cuando manifiestas un estado emocional.
Asà se puede describir su estrategia: resguardan lo que expresas en privado (conversaciones directas o grupos) para capitalizar lo que «sientes» en público (estados).
Los anuncios en WhatsApp no se basan en datos demográficos tradicionales («hombre, 34 años, Valencia»). Son impulsados por acciones como subir un estado desde la playa, que tu ubicación sugiera que estás de vacaciones, o que el timing de tus publicaciones denote un cierto estado de ánimo.
Meta ha comprendido que las emociones en tiempo real tienen más valor que las estadÃsticas estáticas. Al menos en un producto como WhatsApp. Aceptan las consecuencias si optaran por desactivar el cifrado en favor de la publicidad.
Cuando compartimos un estado, no solo reflejamos un instante: proporcionamos un contexto emocional que la publicidad también puede explotar.
El momento del estado es el momento vulnerable. Es cuando bajamos la guardia y mostramos nuestro yo ideal, no solo quiénes somos. Meta ha transformado esa ventana de autenticidad en su filón de oro.
- El anuncio del restaurante aparecerá justo cuando compartas que estás celebrando algo.
- El de la marca de ropa se mostrará cuando tu estado sugiera que te sientes bien contigo mismo.
Son ejemplos de la ingenierÃa emocional que nos aguarda en los anuncios de WhatsApp, explicando por qué recibimos ciertos anuncios y cómo aciertan, pese a que las conversaciones sigan cifradas.
Es, independientemente de nuestra percepción como usuarios, un modelo muy ingenioso: una división entre privacidad para las comunicaciones y exposición aspiracional.
Esta estrategia alimenta la confianza total en los chats, incentivando que compartamos más estados. Nos protege en nuestra vulnerabilidad –chats privados– mientras nos explota donde somos vanidosos –el estado donde publicamos nuestro vÃdeo en el gimnasio, una selfie cautivadora, la tarta de cumpleaños–.
Y además, lo percibiremos en gran medida como un equilibrio justo: nuestros secretos están a salvo, pero nuestros sueños están a la venta. Y de eso tratarán los anuncios en WhatsApp.
Imagen destacada | Meta
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