Un martes cualquiera de abril. Un vuelo de Madrid a Milán por solo 15 euros. El usuario confirma la compra sin pensarlo dos veces. Sin embargo, tras cinco clics adicionales –como agregar una maleta de 10 kilos, seleccionar un asiento y optar por el embarque prioritario–, el total ya supera los 60 euros. Ouch.
Ryanair utiliza esta sencilla pero efectiva aritmética para obtener beneficios récord, mientras que otras aerolÃneas apenas logran obtener ganancias o, en el peor de los casos, registran pérdidas. ¿Dónde está su secreto? ¿Por qué su estructura de costos parece imbatible?
Cifras que desafÃan la lógica
El año fiscal más reciente de Ryanair mostró un beneficio cercano a los 2.000 millones de euros, reflejando un sólido crecimiento respecto a 2023:
- 1.920 millones de euros de beneficio neto.
- Un crecimiento interanual del 34%.
- Ingresos de 13.440 millones de euros.
- 183,7 millones de pasajeros transportados.
- Ocupación promedio del 94% en sus vuelos.
Estos datos provienen de su informe anual de 2024.
Para 2025, espera superar los 200 millones de pasajeros. En un sector donde gigantes como Lufthansa (4%) o Air France-KLM (2%) obtienen márgenes de un solo dÃgito, Ryanair se mueve cómodamente entre el 14-15% de rentabilidad neta, según CAPA.
Descubramos por qué.
Las ganancias no vienen de los vuelos, sino de todo lo demás
Con los años, Ryanair ha perfeccionado una estrategia: desglosar cada aspecto del viaje y cobrar por cualquier servicio adicional antes, durante y después del vuelo.
Entre los diversos conceptos destacan los ingresos auxiliares, que alcanzaron 4.300 millones de euros en 2024, representando un tercio de los ingresos, o 23,4 euros por pasajero, según su informe de resultados. ¿De qué tratan estos ingresos?
- Equipaje. Desde maletas de cabina hasta facturación en bodega, con costos que varÃan entre 12 y 75 euros según la temporada.
- Asientos y prioridad. Optar por un asiento especÃfico, viajar junto a la familia o grupo, o embarcar primero, con costos que oscilan entre 3 y 35 euros.
- Ventas a bordo. Desde aperitivos y bebidas hasta rifas o productos duty-free.
- Comisiones de terceros. Hoteles, alquiler de coches, seguros… Todo integrado en el proceso de compra para capturar margen sin necesidad de inventario propio.
- Suscripciones y tarjetas regalo. Como los programas de fidelidad Choice.
Incluso la publicidad institucional se suma a la ecuación. Cantabria, por ejemplo, paga 18 millones de euros en cuatro años para que Ryanair «promocione» su marca en su web mientras mantiene rutas, según eldiario.es.
Esta estrategia se acerca al modelo freemium. Hace unos años, el CEO predijo vuelos gratuitos en cinco a diez años, gracias a monetizar los servicios adicionales y compartir ingresos con aeropuertos. Aunque esto aún no ha ocurrido, su planteamiento sigue vigente.
Costos que caben en una mochila
Ryanair se enorgullece de tener un costo de 34 euros por pasajero, sin contar el combustible. Esta cifra fue revelada en una presentación interna en Milán, según The Flight Club. Desglosémosla…
- Personal: 8 euros. Logrado mediante tripulaciones polivalentes y contratos flexibles.
- Aeropuerto y handling: 8 euros. Aprovechando subvenciones locales, bases en aeropuertos secundarios y tasas mÃnimas.
- Propiedad y mantenimiento. 8 euros. Gracias a una flota uniforme de Boeing 737, adquirida en grandes cantidades a precios reducidos.
- Rutas y navegación. 6 euros. Realizando vuelos directos, sin conexiones que incrementen el costo.
- Otros. 4 euros. Una estructura empresarial minimizada y marketing viral de bajo costo.
En comparación: easyJet, competidor low cost, tiene un costo de 79 euros por pasajero, y Wizz Air alcanza los 52 euros. Siempre sin incluir el combustible. Las aerolÃneas tradicionales, como Lufthansa, fácilmente superan los 160 euros. A esto se suma el creciente número de pasajeros que eligen Ryanair.
Cuatro pilares fundamentales son clave:
- Flota única y densa. Con más de quinientos Boeing 737, que consumen un 16% menos de combustible por asiento y ofrecen un 4% más de capacidad.
- Rotación exprés. Desde que un avión aterriza hasta que vuelve a partir, apenas transcurren 30 minutos, permitiendo más vuelos por avión.
- Enfoque digital. El check-in presencial cuesta 55 euros, lo cual motiva al 99% de los pasajeros a realizarlo online, reduciendo la necesidad de mostradores.
- Aeropuertos de perfil bajo. Utilizando aeropuertos menos concurridos como Stansted o Beauvais, con tasas más económicas y, a veces, ayudas públicas.
Estas subvenciones, incluso, están siendo imitadas por paÃses como Marruecos.
España, su escenario ideal
En España, Ryanair tiene una influencia singular. Controla casi el 20% de los vuelos comerciales, y lidera el mercado por encima de otras aerolÃneas low cost.
En términos de ingresos, España es su segundo mercado más importante tras Italia, generando 2.416 millones de euros el año pasado.
No obstante, una multa de 179 millones de euros impuesta a aerolÃneas low cost por el Ministerio de Consumo en noviembre afectó seriamente a Ryanair, con una sanción de 108 millones por cobrar el equipaje de mano.
El CEO, Michael O’Leary, conocido por su estilo directo, calificó al ministro Pablo Bustinduy de «loco comunista» en una rueda de prensa, amenazando con reducir rutas en respuesta a lo que consideraba una multa «ilegal».
Este tipo de amenazas son una táctica común para Ryanair, a veces logrando que las autoridades cedan, aunque no siempre. España, en particular, parece estar perdiendo la paciencia, como ocurrió recientemente en Valladolid y Jerez. Varios aeropuertos dependen de Ryanair para el 60% de su tráfico, algo que la aerolÃnea utiliza a su favor para maximizar sus ganancias.
Problemas potenciales
A pesar del éxito de Ryanair, hay algunos desafÃos en el horizonte. Por ejemplo, los impuestos ambientales en la UE, donde opera principalmente. Francia ha duplicado su tasa aérea, lo que inevitablemente incrementará los costos para las aerolÃneas.
La respuesta del CEO fue previsible: amenazar con reducir vuelos si la carga fiscal aumenta. Esta reacción revela algo crucial sobre Ryanair: es esencial para regiones que dependen del turismo, y las autoridades tienden a ceder más fácilmente ante Ryanair que ante otras aerolÃneas más grandes.
Desde 2018, los costos laborales han aumentado a medida que los trabajadores se han organizado en sindicatos. Enfrentaron un conflicto que terminó favoreciendo a los empleados después de que se cancelaran 26.000 vuelos en un año, lo que no solo afectó las finanzas a corto plazo, sino también la reputación a largo plazo.
Además, el modelo de negocio de Ryanair, que se basa en el volumen, requiere una gran cantidad de vuelos. Ya lidera el espacio aéreo europeo con 3.044 vuelos diarios, pero este espacio está al 95% de su capacidad en temporadas altas.
El espacio aéreo (considerando slots y controladores) está al 95% de su capacidad durante los picos estivales. Sin reformas externas, será difÃcil para Ryanair aumentar significativamente sus vuelos. Y los nuevos vuelos tendrán un mayor riesgo de retrasos y costos extras.
La paradoja de Ryanair
Ryanair ha transformado el vuelo en un producto de entrada, un «gancho», mientras convierte el trayecto en un supermercado lleno de extras con precios propios. La combinación de «34 euros de costo por pasajero y 23 euros de ingresos auxiliares» es una fórmula que ningún competidor ha igualado hasta ahora.
Sin embargo, este equilibrio depende de que los servicios adicionales, como la maleta y el asiento, sigan siendo opcionales. Bruselas podrÃa obligar a incluir un bulto de cabina gratuito, algo que España ya intentó con su multa, y será un tema a debatir en 2026.
Si el equipaje de cabina se convierte en un derecho básico, el margen de beneficio de Ryanair se reducirá, obligándolos a dos posibles acciones:
- Aumentar los precios (con el riesgo de una disminución en la demanda).
- Desarrollar nuevos servicios monetizables, desde publicidad durante el vuelo hasta suscripciones más innovadoras.
Ambos escenarios podrÃan amenazar el «efecto gancho» que actualmente hace que muchos compren vuelos casi impulsivamente. A pesar de todo, Ryanair es una aerolÃnea creativa y podrÃa encontrar nuevas formas de maximizar sus beneficios, como cuando eliminaron los asientos reclinables en 2004 para optimizar el espacio.
El impuesto ambiental al queroseno, previsto para 2028, representa otro desafÃo. Los billetes de 15 o 20 euros son muy sensibles a cualquier aumento de precio. Ryanair se jacta de ser la aerolÃnea más «verde» al dividir las emisiones entre muchos asientos, pero un impuesto fijo desvalorarÃa este argumento. Por ahora, parece que esta tasa podrÃa retrasarse hasta 2035.
Es cierto que la polÃtica climática presenta una paradoja, y Ryanair tiene algo de razón allÃ: aunque premia aviones eficientes y llenos –su especialidad–, penaliza los billetes ultrabaratos, que permiten mantener alta la ocupación.
El espacio aéreo europeo, ya cerca de su lÃmite fÃsico, especialmente si persisten situaciones como la guerra en Ucrania o la falta de controladores, es otro obstáculo. Añadir más vuelos significará luchar por cada slot y asumir retrasos que aumentan los costos de tripulación y combustible.
No obstante, estos son solo algunos inconvenientes en un panorama generalmente positivo para Ryanair. Siempre que los consumidores sigan interesados en adquirir extras y no les importe pagar por su equipaje, el principal desafÃo sigue siendo la regulación que determina qué servicios se pueden cobrar por separado y cuántos aviones pueden operar en el espacio aéreo.
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