Durante casi dos años, la Inteligencia Artificial (IA) habÃa permanecido estancada. Desde el auge de ChatGPT a finales de 2022, el desarrollo de la IA habÃa seguido un curso previsible: pequeñas mejoras, anuncios llamativos y productos cada vez más complejos que alejaban al público en general.
De vez en cuando, alguna nueva función, como la avanzada voz de ChatGPT, lograba captar nuestra atención momentáneamente, pero se tornaba cada vez más impenetrable. Nos sumergÃamos en discusiones sobre modelos razonadores, alucinaciones y diferencias generacionales, un mar de jerga técnica que alejaba el asombro inicial hacia un léxico técnico árido.
La consecuencia ha sido un gradual distanciamiento: expertos debatiendo sobre arquitecturas de modelos, mientras que el público general perdÃa interés. Despiértenme cuando vuelva a haber algo realmente sorprendente.
Parece que olvidamos lo que inicialmente nos cautivó. No fue la optimización de parámetros ni las evaluaciones de rendimiento en benchmarks las que nos fascinaron, sino la capacidad de la IA para dejarse sentir como algo «mágico».
La IA se transformó en algo tedioso cuando su enfoque se centró únicamente en ser útil.
Luego, el estilo Miyazaki irrumpió en escena. La capacidad de ChatGPT para crear imágenes en cualquier estilo, incluyendo el del icónico maestro japonés del anime, logró lo que numerosos avances técnicos no habÃan conseguido: devolver la IA al zeitgeist cultural, a las conversaciones cotidianas y a los grupos de WhatsApp.
Ver a Jesús Gil en su jacuzzi como un personaje salido de Studio Ghibli es inmediatamente comprensible, fácil de compartir y, ante todo, entretenido. No necesitamos un doctorado en aprendizaje automático para apreciarlo, ni revisar complicadas hojas de cálculo para disfrutarlo.
La lección es evidente: para que la tecnologÃa trascienda más allá del nicho, debe apelar a nuestra capacidad lúdica, no solo a nuestro rendimiento.
Reimaginar momentos icónicos de la historia española como si fueran un anime nos recuerda que la verdadera adopción tecnológica masiva sucede cuando la herramienta en cuestión nos permite expresarnos culturalmente, amplificando nuestra creatividad compartida y nuestros referentes comunes.
En medio de tantos debates sobre cómo la IA cambiará el entorno laboral y si debemos actualizar nuestro perfil de LinkedIn, habÃamos ignorado su potencia para transformar nuestras expresiones culturales. Y tal vez esa sea la caracterÃstica que determinará su relevancia a largo plazo.
Imagen destacada | Xataka con ChatGPT
Deja una respuesta