La conexión entre ciertos alimentos y el cáncer ha generado diversos debates. Uno de los más relevantes surgió cuando la Organización Mundial de la Salud advirtió sobre la vinculación entre el consumo de carnes procesadas y el cáncer. Más allá de las controversias, los investigadores continúan su trabajo para entender estas relaciones, desvelando gradualmente nuevas pistas.
Dieta y cáncer. Recientemente, dos estudios liderados por investigadores de la Universidad de Flinders, en Australia, han examinado cómo la dieta influye en el riesgo de desarrollar cáncer en el sistema gastrointestinal.
Estos estudios destacan una conexión directa entre decisiones alimentarias poco saludables y varios tipos de cáncer en el sistema digestivo. En particular, señalan hábitos como el consumo de carnes rojas y procesadas, «comida rápida», granos refinados, y bebidas alcohólicas y azucaradas.
Cáncer gastrointestinal. El cáncer gastrointestinal (GI) abarca desde el cáncer de garganta hasta el cáncer colorrectal. Estos tipos de cáncer constituyen una cuarta parte de los diagnósticos y un tercio de las muertes por cáncer, afectando a un número preocupante de personas menores de 50 años.
Metaanálisis. El primer estudio es un metaanálisis, que implica una evaluación sistemática de investigaciones previas para determinar la relación entre la dieta y el cáncer del sistema GI, realizando un análisis cuantitativo basado en los resultados recopilados.
El análisis corroboró, aunque con ciertas limitaciones, un vínculo entre la calidad de la dieta y el riesgo de cáncer, mostrando que dietas «más saludables» tienen un efecto «protector», mientras que las menos saludables aumentan el riesgo.
Los hallazgos se publicaron en la revista Nutrition Reviews.
Por partida doble. El equipo también desarrolló un segundo estudio empleando diferentes metodologías, utilizando datos del estudio PLCO (Prostate, Lung, Colorectal, and Ovarian Cancer Screening) combinados con encuestas alimenticias.
El estudio identificó una relación negativa entre el consumo de fibra y ácidos grasos, y el cáncer colorrectal. Estos resultados se publicaron en la revista European Journal of Nutrition.
La importancia de la fibra. “Encontramos que una dieta rica en grasas saludables y vegetales, y limitada en azúcares y alcohol, podría reducir el riesgo de cáncer de estómago y otros similares”, explicó Yohannes Melaku, coautor de los estudios, en un comunicado de prensa.
“Los alimentos ricos en fibra, como las frutas y verduras, favorecen bacterias gástricas saludables y pueden disminuir la inflamación. La fibra y las grasas saludables deben ser componentes fundamentales de cualquier dieta”, agregó.
Profundizando en las conexiones. Aún hay mucho que descubrir. Aunque disponemos de datos que muestran una correlación entre la dieta y el cáncer, comprender los mecanismos que generan estas relaciones es crucial para avanzar.
“A pesar de que nuestros resultados son prometedores, necesitamos estudios más centrados en la nutrición y en contextos clínicos, utilizando biomarcadores nutricionales para entender mejor la conexión entre dieta y cáncer del sistema GI,” comentó Amy Reynolds, coautora del estudio.
El equipo también subraya la importancia de educar para fomentar decisiones dietéticas más saludables. “Queremos mejorar la educación sobre alimentación saludable para obtener mejores resultados en la salud de quienes están en riesgo de desarrollar cánceres del sistema GI,” concluyó Reynolds.
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Imagen | fernandovillalobos
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