El sheriff del condado, Robert Luna, advirtió que el número de víctimas podría aumentar en los próximos días. “Francamente, desconocemos cuál será el balance final”, declaró Luna. Las víctimas fueron halladas en áreas completamente incineradas, lo que dificulta su identificación.
El Palisades Fire fue el primer incendio registrado, estallando el martes 7 de enero a las 10:30 de la mañana, y ha forzado la evacuación de miles de personas en las zonas afectadas. Posteriormente, el Eaton Fire, situado al noreste de Los Ángeles en Altadena, en las colinas de San Gabriel, se extendió rápidamente cubriendo unas 809 hectáreas. Las condiciones climáticas adversas, caracterizadas por altas temperaturas, fuertes vientos y vegetación seca, han favorecido la rápida propagación del fuego, complicando los esfuerzos de contención.
Equipos de rescate, apoyados por helicópteros y aviones cisterna, inspeccionan las áreas devastadas en busca de más víctimas potenciales. Según Fox News, las operaciones se enfrentan a terrenos accidentados y gran cantidad de escombros.
Las autoridades locales han pedido a los residentes que eviten las áreas afectadas y sigan las instrucciones de los equipos de emergencia. El sheriff Luna señaló que, además de las seis víctimas confirmadas, hay una alta probabilidad de encontrar más debido a la gravedad del incendio.
Aún no se ha determinado la causa del incendio, pero los esfuerzos se centran en detener su avance. Se han movilizado brigadas terrestres para establecer líneas de contención, mientras el fuego se aproxima a áreas habitadas.
Factores agravantes de los incendios
Desde el martes, incendios de vegetación han estallado en el sur de California, particularmente en el área metropolitana de Los Ángeles, alcanzando dimensiones alarmantes y causando ya seis muertes.
Estos incendios son alimentados por vientos huracanados y una sequía prolongada. Las llamas han destruido hogares, obligado a evacuaciones masivas y dejado a miles de personas sin electricidad, además de afectar la calidad del aire en la región.
La agencia EFE reportó que días antes de la crisis, el Servicio Meteorológico Nacional de los Estados Unidos había emitido una alerta sobre un “evento meteorológico peligroso”, destacando el alto riesgo de incendios debido a vientos sostenidos de 80 km/h y ráfagas de hasta 145 km/h.
Estas condiciones fueron comparadas con una tormenta de 2011 en Pasadena, aunque el riesgo es mayor este año debido a la sequía prolongada y la falta de lluvias desde el verano.
Los incendios han sido exacerbados por factores tanto climáticos como estructurales. Alex Hall, científico climático de la Universidad de California en Los Ángeles, indicó que la falta de lluvias ha prolongado la temporada de incendios de octubre a enero. Según Hall, “las primeras lluvias en noviembre suelen reducir la capacidad de los vientos Santa Ana para causar grandes incendios”.
Los vientos Santa Ana, típicamente más débiles en invierno, permanecieron activos debido a la vegetación seca. Este fenómeno meteorológico, característico del sur de California y partes de México, trae vientos fuertes, cálidos y secos que soplan desde el interior continental hacia la costa, especialmente en otoño e invierno.
CalMatters, una organización sin fines de lucro, sugiere que líneas eléctricas defectuosas y falta de mantenimiento adecuado también pueden haber contribuido al desarrollo de los incendios.
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