A finales de 2024, Volkswagen hizo pública su decisión de realizar una inversión cercana a los 6.000 millones de dólares en Rivian. Unos meses antes, en verano, la automotriz alemana ya habÃa destinado 5.000 millones de dólares a esta compañÃa estadounidense especializada en vehÃculos eléctricos, tanto coches como furgonetas.
Esta inversión fue justificada por Volkswagen como parte de una estrategia integral para incrementar su influencia en el mercado estadounidense y, simultáneamente, adquirir conocimientos valiosos en el ámbito del software de la industria automotriz, especialmente de la mano de Rivian. Más allá del Atlántico, los alemanes han buscado alternativas, con compañÃas como la china XPeng en la mira.
Casi un año atrás, Volkswagen sostenÃa que esta colaboración ayudarÃa a incrementar sus ventas en Estados Unidos, un mercado que presenta retos para la marca debido a la alta demanda de vehÃculos de gran tamaño, un segmento en el cual no tienen una amplia presencia o experiencia.
La expectativa de aumentar las ventas es crucial en el contexto de los ajustes anteriores. De hecho, hubo dudas entre los representantes de los trabajadores sobre la seguridad de que esta nueva inversión no representarÃa otra pérdida de mil millones de dólares más.
Los aranceles impuestos por el mandato de Donald Trump han complicado adicionalmente la situación. Volkswagen, en su intento de mitigar las repercusiones económicas, ha contemplado desde la inmovilización de unidades de Audi en la frontera hasta la transformación de algunas de sus fábricas en territorio estadounidense.
Rivian, por su parte, ha revisado a la baja sus metas de ventas.
La razón principal: los aranceles.
Los aranceles como factor limitante
Rivian tenÃa previsto entregar 51.000 unidades de sus eléctricos para fin de año. Sin embargo, ya ha anunciado que no alcanzará la meta, ajustando sus proyecciones a la baja un 10-20%. Ahora se prevé que las entregas sean de entre 40.000 y 46.000 unidades.
La causa principal de este ajuste, aseguran, son los aranceles implementados por el gobierno de Trump. Aunque Rivian fabrica sus vehÃculos en Estados Unidos y utiliza mayormente componentes locales, la empresa reconoce que no es inmune a las afectaciones del comercio mundial y la situación económica, según recoge Bloomberg.
Aun asÃ, Rivian confÃa en poder alcanzar un beneficio bruto para el cierre del año. Sin embargo, tras considerar impuestos y otros gastos, las pérdidas parecen inevitables.
Los aranceles han creado un verdadero desafÃo para la industria, afectando incluso a fabricantes locales en Estados Unidos. Tesla, a pesar de ser una de las menos impactadas, no está exenta de estas barreras, como señaló su CEO, Elon Musk.
Empresas como Ford y General Motors han buscado maneras de amortiguar el impacto económico, pero el escenario es más complicado para aquellas que dependen de la exportación de gran parte de su producción o componentes, como algunas firmas japonesas y europeas, o para las empresas más pequeñas.
Las grandes corporaciones han conseguido deshacerse de sus inventarios acumulados mediante descuentos significativos, lo que si bien no asegura las ganancias esperadas por unidad, al menos les permite avanzar mientras esperan cambios en las regulaciones.
Para compañÃas emergentes como Rivian, la situación es especialmente difÃcil. Iniciar una empresa automotriz requiere de pérdidas continuas durante años, y es sostenible solo si inversores y otras empresas están dispuestos a invertir dinero hasta que los beneficios empiecen a materializarse. En un contexto de fluctuaciones comerciales, los efectos son aún más perjudiciales.
Volkswagen, a pesar de las dificultades económicas, sigue comprometida con su estrategia de respaldar a Rivian. Su objetivo es aprovechar los conocimientos de la compañÃa en software, un aspecto que ha sido un quebradero de cabeza para el grupo alemán, incluso provocando cambios en la dirección ejecutiva.
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