Tras las riadas provocadas por la última DANA que afectaron a varios municipios de la costa mediterránea, sobre todo en la provincia de Valencia, las alertas de las autoridades han ido más allá del clima. Las riadas han traído consigo otros peligros para la salud, particularmente aquellos relacionados con enfermedades transmisibles.
Consecuencias de lodo y agua estancada. El martes 29 de octubre, la última DANA causó importantes daños en municipios del área metropolitana de Valencia y otros puntos del este de la península Ibérica. Las fuertes lluvias resultaron en toneladas de lodo y aguas estancadas, lo que constituye un riesgo potencial para la salud. Sin embargo, es importante no exagerar estos riesgos.
Posibilidad de infecciones. Tras una inundación, el riesgo de infecciones puede aumentar. Según el Ministerio de Sanidad, este riesgo es moderado para enfermedades transmitidas por agua y alimentos, como la leptospirosis y la legionelosis, en las semanas posteriores al evento, disminuyendo después de cuatro o cinco semanas.
Sanidad también señala un riesgo bajo de otras infecciones, como las relacionadas con heridas, infecciones respiratorias virales, o aquellas transmitidas por vectores.
La leptospirosis es una de las principales preocupaciones en este entorno. Según el Ministerio, esta enfermedad bacteriana puede surgir tras lluvias torrenciales e inundaciones. El riesgo está asociado al contacto con orina o fluidos de animales infectados y aguas o suelos contaminados. Sin embargo, la transmisión persona a persona es “extremadamente rara”.
Riesgo por vectores. Los vectores como ciertos animales facilitan la propagación de enfermedades infecciosas, siendo relevantes los insectos como mosquitos y garrapatas, así como roedores.
Los mosquitos son especialmente preocupantes en este contexto. Aprovechan las aguas estancadas para reproducirse y algunas especies pueden transmitir enfermedades graves. Por ello, se recomienda evitar la acumulación de agua en recipientes y cubrir los destinados al almacenamiento.
Medidas preventivas. Minimizar el riesgo también depende de que las personas tomen precauciones. Las autoridades de salud han publicado medidas como vestir ropa larga y calzado adecuado para no exponer la piel, proteger los ojos y mucosas con gafas y mascarillas, y mantener las manos limpias con agua y jabón.
La Consejería de Sanidad del Gobierno Valenciano recuerda que “los niños, las mujeres embarazadas y las personas con problemas respiratorios o sistema inmunitario debilitado no deben participar en labores de limpieza”.
Aunque no es necesaria una campaña de vacunación masiva, las autoridades han proporcionado una guía de vacunación relacionada con la DANA.
Identificar síntomas. Otra medida preventiva es vigilar la aparición de síntomas de riesgo, como fiebre alta y persistente, diarrea o vómitos, dolores abdominales, tos o dificultad para respirar, cambios en la coloración de la piel u orina, o erupciones.
Impacto en la salud mental. El bienestar mental también puede verse afectado tras una catástrofe natural. La pérdida de seres queridos o la incertidumbre pueden ocasionar síntomas de ansiedad o depresión, para los cuales las autoridades han emitido recomendaciones.
¿Existe un riesgo significativo? Si bien el riesgo de infecciones aumenta en estos contextos, un brote infeccioso grave es improbable. Sanidad aclara dudas sobre el riesgo asociado a cadáveres o la posibilidad de enfermedades como el cólera.
En cuanto a enfermedades como el cólera y el tifus, Sanidad explica que no circulan en nuestro territorio. Para que se produzca un brote, los patógenos deben estar presentes; de lo contrario, la epidemia no puede ocurrir.
Imagen | Pacopac, CC BY-SA 4.0.
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